En un nivel comparable al de la frontera Indopakistaní o la zona entre las dos Coreas, la frontera entre Uzbekistán y Afganistán es una de las más militarizadas del mundo.
El muro que Uzbekistán construyó a lo largo del límite afgano consiste en 200 kilómetros de verja coronada por alambre de espino y una segunda verja electrificada, todo ello reforzado con minas antipersona y patrullas armadas. Su construcción comenzó con la guerra civil afgana que llevaría a los talibanes al poder, y se reforzó en 2001, poco después de los atentados del 11 de septiembre.
Existe un único paso fronterizo hacia Afganistán, a través del llamado, sin ironías, “Puente de la amistad”.
Entre 1997, cuando la ciudad afgana de Mazari Sharif cayó en manos de los talibanes, y 2001, cuando EE.UU. y la ONU invadieron Afganistán, el puente, construido por los soviéticos en 1982 para suministrar a sus tropas en el país, permaneció cerrado.
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