miércoles, 15 de febrero de 2012

Geografía de Islandia

La tierra más joven de Europa, un crisol de paisajes formados por volcanes todavía en activo que tienen erupciones y movimiento sísmicos cada tres o cuatro años, y también por glaciares y hielo, mucho hielo. Ya Julio Verne escogió Islandia y uno de sus volcanes, el Snaefells como el camino ideal para su “Viaje al Centro de la Tierra”.

Islandia es el único estado escandinavo insular bañado por las aguas frías del Atlántico norte. Está situado al noroeste de Europa y al sur del círculo polar ártico, entre el continente europeo y Groenlandia.


Islandia es una tierra de fuego, y es que el vulcanismo está presente, caracterizándose por su extensión y la variedad de los aparatos volcánicos, como los géiseres, fumarolas, y campos de lava. El volcán más importante es el Örefajökull, la cima más alta del país con 2.119 metros. Sin embargo, aunque es el más alto, no es el más popular, honor que recae en el Laki, de 818 metros de altitud, y que tiene una longitud de 25 kilómetros y presenta más de cien cráteres.


El géiser más activo de Islandia es el Strokkur, que entra de manera intermitente en erupción. Emerge como un enorme bulbo para elevar luego su columna de agua ardiente a 30 metros de altura.


Tierra de fuego, y también de hielo, y es que el segundo elemento típico del paisaje islandés son los glaciares, que cubre el 12,6% del territorio, y que se encuentran principalmente en el centro del país. Los glaciares que tienen el aspecto de enormes cúpulas, llamadas glaciares de meseta, destaca entre todos ellos por su vasta extensión el del Vatnajökull, al sureste de la isla.


El relieve de Islandia se caracteriza por tener un bloque de tierras altas en el que las llanuras solamente representan el 15% del territorio, estando en su mayor parte en el suroeste. La más amplia es la llanura de Arnes y Rangarvalla, que se encuentra en la confluencia de los ríos Thverá, Hvitá y Thjórsá, y las tierras que rodean el golfo de Fasa.


La costa islandesa es alta y rocosa; en el norte y en el oeste es muy articulada formando bahías, penínsulas, y profundas ensenadas parecidas a los fiordos.


Clima y vegetación

El clima de Islandia es de tipo oceánico frío, con precipitaciones que disminuyen de sur a norte, y con temperaturas que oscilan entre los 11 ºC en el mes de julio, y de 0 ºC en enero en el sur del país. Sin embargo la parte septentrional recibe directamente los vientos fríos del norte y noroeste, lo que hace que se produzca un clima subpolar con una media invernal de -2 ºC y veranos casi inexistentes. En el interior de la isla, a 500 metros de altitud, la temperatura media en invierno va desde los -7 ºC a los 9 ºC en verano. Las lluvias son frecuentes en el sur y suroeste, con medias alrededor de los 861 mm, siendo casi inexistentes en el norte.


Ríos de Islandia

La red hidográfica de Islandia está formada por numerosos ríos que nacen en el interior, y que se dirigen al norte, sur, y al suroeste en cursos muy rectilíneos y poco profundos, con amplias y altas cascadas. El río más largo de Islandia es el Thjórsa.



Imágenes de los paisajes de Islandia, en los que volcanes, glaciares, y géiseres, forman parte de ellos:

El imperio azteca


El Imperio azteca estaba implantado en el centro del actual México. Alcanzaba ambos océanos y abarcaba incluso parte de la actual Guatemala. Sumaba en torno al medio millón de kilómetros cuadrados y contenía una población estimada de unos veinte millones de habitantes. Lo formaba una alianza de tres ciudades-estado: Texcoco, Tlacopan y Tenochtitlan, esta última la más importante y poderosa.

Desde unos 250 años antes de la llegada de Cortés, el Imperio había ido expandiéndose, sometiendo a un violento vasallaje a unos cuarenta pueblos vecinos. Ello suponía recaudar tributos en forma de alimentos, minerales y esclavos.

Su gobierno constituía una teocracia. Se elegía al jefe supremo entre los nobles de los veinte clanes en que se dividía la sociedad. Esta figura sagrada recibía el nombre de Huey Tlatoani (la voz escogida) y era al mismo tiempo sumo sacerdote, principal poder político y general en jefe.

La economía se basaba en una productiva agricultura, aprovechando la abundante agua de la que disponían y la mano de obra esclava, y en el comercio, basado en el trueque.


La leyenda afirma que Tenochtitlan se fundó en 1318 o en 1325, según las distintas crónicas aztecas, sobre una pequeña isla en medio del lago Texcoco. La ciudad estaba unida a tierra firme por tres largas y anchas calzadas. Decenas de miles de canoas surcaban diariamente las aguas del lago y de los canales que se mezclaban con las calles, llevando toda clase de productos a los mercados. Con su ubicación y el control azteca de las aguas lacustres mediante diques y puentes, era muy fácil de defender.

Cortés comentó que Tenochtitlan era la ciudad más grande y maravillosa que había visto nunca. Según dijo, doblaba el tamaño de Sevilla, y destacó las elevadas pirámides y los palacios de su centro. Se considera que residían en ella entre cien y doscientas mil personas, aunque en los días de mercado los visitantes duplicaban la cifra fácilmente. Tras unirse a otros islotes cercanos, parece que alcanzó la superficie total de trece kilómetros cuadrados.

Trollstigen




Un lugar diferente, mágico, la carretera llamada ‘Trollstigen’, palabra noruega que viene a significar, la escalera de los Trolls.


Las características de esta carretera parecen propias de un cuento cuyo protagonista sea uno de esos temibles monstruos cuyo papel en los mitos ha variado desde gigantes diabólicos, similares a los ogros de los cuentos de hadas ingleses, hasta astutos salvajes más parecidos a hombres que viven bajo tierra en colinas o montículos, inclinados al robo y el rapto de personas.

Esta carretera, que es lo más parecido a un laberinto hecho de asfalto, se encuentra ubicada en la comarca de Romsdal, al norte de la Noruega de los Fiordos, uniendo las poblaciones de Andalsnes y Valldal y sorteando en su trayecto la cascada Stigfossen de 300 metros de ladera. Un cascada que se precipita ladera abajo hacia el cautivador valle de Isterdalen cuyo territorio recorre la carretera hasta alcanzar una altura de 852 metros sobre el nivel del mar.

Todo un espectáculo para la vista donde se puede ver en toda su esencia el paisaje natural noruego.

Pasar por el puente y ver bajo tus pies el río, ascender a la cima mientras observas el amanecer o el atardecer noruego, rodear la cascada casi rozándo.  Aunque siempre bajo el convencimiento de que estas sobre una carretera perfectamente asfaltada, algo estrecha, pero con zonas para permitir el cruce de vehículos de gran tamaño. De hecho, no está permitido su acceso a automóviles de más de 12,4 metros de largo, y se desaconseja la circulación de coches con caravana.

Se requiere tiempo, paciencia y calma para subir por ella. Disfrutar de la aventura, sin prisas para poder sobrepasar su inclinación del 9% y sus 11 curvas en forma de horquilla. Y es que desde su construcción en 1936 esta carretera ha sido creada cuidando el mínimo detalle, hasta el punto de estar sólo abierta durante los meses de verano aunque, en general, por cuestiones de seguridad ya que el invierno de Noruega hiela el asfalto convirtiéndolo en intransitable.

Una carretera cuya construcción fue planeada con la intención de seguir un antiguo camino rural y, por ello, se tardó ocho años en acabarla hasta llegar a su punto más alto. Un punto que cuenta con un aparcamiento y los miles de aventureros pueden, cada año, dejar sus vehículos para acceder, a pie, hasta el mirador desde el que se puede contemplar toda la carretera y el espectacular valle de Isterdal.