La genética está revolucionando la historia de la Humanidad.
Ahora ha
revelado que todos los humanos modernos se cruzaron con especies más
primitivas que dejaron su rastro en el ADN, una teoría que hasta hace no
mucho era desechada por gran parte de los investigadores.
Si en
mayo de 2010 se descubría que los 'Homo sapiens' se hibridaron con los
neandertales al salir de África, ahora un nuevo estudio ha descubierto
que los que se quedaron en este continente también tuvieron descendencia
con homínidos arcaicos, de quienes se desconoce la identidad.
Un
grupo de biólogos norteamericanos, ha llegado a esta conclusión después
de comparar varias regiones del ADN de indígenas del centro de África. En
algunas de las poblaciones cerca del 2% de su material genético
provendría de un ancestro con el que se reprodujeron sus antepasados
hace unos 35.000 años.
No se sabe la especie, pero sí que su rama
evolutiva se había separado de la nuestra hace unos 700.000 años.
Los
científicos se centraron en 61 regiones del ADN no codificado (lo que
no son genes) de 16 individuos mandingas, 16 pigmeos baka de Camerún y
nueve san (bosquimanos) sudafricanos, si bien también utilizaron
muestras de otras étnias, como los dogón (Malí), los xhosa (Sudáfrica) o
los mbuti (de República Democrática del Congo).
Homínidos de transición
Partían
de una pregunta sin respuesta. Si los "Homo sapiens" se hibridaron con
los neandertales hace 60.000 años, dejándoles hasta un 4% de su ADN, y
también hubo cruce con los denisovanos, ¿no habría sucedido lo mismo en
África?.
A fin de cuentas, se dijeron, allí podían haber convivido con
muchas más especies primitivas durante decenas de miles de años.
El
registro fósil indica que hay una gran variedad de homínidos de
transición, con características modernas y arcaicas en un área que va de
Marruecos a Sudáfrica.
Pero la
respuesta no la encontraron en las bases de datos que existen sobre la
genética de los pueblos africanos, por un lado, porque no habían tenido
en cuenta las mutaciones causadas por la selección natural; y por otro,
porque no había información sobre cazadores-recolectores, que son la
mayor reserva de diversidad genética del planeta.
Una dificultad
añadida es que en África es muy complicado, si no imposible, recuperar
ADN de homínidos extintos, como ocurrió con los neandertales, debido a
sus condiciones climáticas, muy cálidas.
Fue al analizar algunas
secuencias genéticas del cromosoma 4 cuando descubrieron que la única
explicación plausible para estos polimorfismos era que procedieran de un
homínido arcaico. Además, mientras los pigmeos tienen el porcentaje más
alto (un 3,6%) de una de las mutaciones, en otras les superan los
bosquimanos (con un 11,9%) y los mbuti (un 14,8%). Precisamente, estos
últimos son los que han vivido más aislados durante miles de años en las
selvas congoleñas.
Toda esta información sugiere que África central
fue el hogar de un homínido arcaico que se hibridó con los humanos
modernos que vivían allí.

Hibridación
Los
biólogos no ponen nombre a la especie, tan sólo apuntan que se separó
de la rama humana en el Pleistoceno Medio y se mantuvo aislada cientos
de miles de años.
Hace 700.000 años en África vivía el "Homo erectus",
que ya tenía un cerebro grande; hace 200.000, ya había individuos con
una morfología moderna. Y hay restos de homínidos con rasgos primitivos
hasta hace 35.000 años.
La eviencia que presentamos aquí sugiere que una
especie que llevaba mucho tiempo separada cambió genes con otra que
evolucionaba hacia una apariencia moderna o ya la tenía.
Y ese fenómeno
ocurrió en África central. La hibridación ha jugado un papel clave en el origen de algunos de
nuestros rasgos humanos únicos.
Si los sapiens pudieron cruzarse fuera de África, también lo
podían hacer dentro y el panorama de
nuestra especie es definitivamente más complejo de lo que hubiéramos
pensado hace un par de años.
Los autores no entran en determinar qué
función tiene ese ADN que han conservado algunos africanos hasta
nuestros días.
En el caso de los neandertales, se sabe que dejaron genes
que mejoraron el sistema inmune de los sapiens. En éste, los
científicos ya están buscando para qué les ha servido.