miércoles, 22 de febrero de 2012

Una roca viajera en el Death Valley


¿Cómo llegó esta roca a este terreno tan extraño?
Uno de los lugares más inusuales dentro de la Tierra es el Death Valley de California ( EEUU ). 

Allí hay una cama de lago seco llamado Racetrack Playa que es casi perfectamente plano con la excepción de algunas rocas de grandes dimensiones, una de las cuales se ve en la fotografía.

La planicie y la textura de una playa como Racetrack son fascinantes pero no son científicamente sorprendentes: están causadas por el barro que fluye, se seca y se agrieta después de una lluvia intensa. Recientemente, sin embargo, se ha dado una hipótesis científicamente viable para explicar cómo rocas viajeras de 300 kilogramos fueron a parar al medio de esta inmensa superficie plana.
Por desgracia, como ocurre a menudo en la ciencia, un problema aparentemente surrealista acaba teniendo una solución relativamente mundana. 
Resulta que los fuertes vientos después de una lluvia pueden empujar incluso rocas pesadas a través de un lecho de lago temporalmente resbaladizo.

Saltos del Guairá



Los Saltos del Guairá, en la frontera de Brasil y Paraguay, fue una de las grandes víctimas del proyecto de la represa hidroeléctrica Itaipú. La que era la mayor cascada del río Paraná hasta el año 1982, hoy sólo se puede ver como un pobre recuerdo cuando el nivel de agua de la represa está bajo. Tenía un volumen de agua estimado en 49.000.000 litros por segundo en 18 cataratas. En las imágenes, se puede apreciar desde el aire un antes y después de la cascada tras la inundación. 

Fueron una maravilla natural borrada, o inundada, para siempre. Se decía que era la catarata más grande del planeta (por su caudal de agua, no por su altura), que sumaba 18 caídas o saltos estruendosos con el doble de volumen de agua que las cataratas del Niágara, o 12 veces más que las cataratas Victoria. 
Eran parte de un Parque Nacional que ya no existe, fue dinamitada, destruida e inundada.

                                   Antes de la inundación

Estado actual de los saltos de Guayrá después de la inundación del embalse

El fenómeno natural, se producía al encontrarse un río de 381 metros de ancho, con un cañón de apenas 61 metros. El mayor de los saltos, tenía una altura de 40 metros, nada menos. Y todo, en medio de una naturaleza exuberante.


La potencia del caudaloso río, o mejor, la situación geográfica y las características del relieve, fueron la causa de la propia perdición de la cascada, sumado por supuesto, a la hasta hoy cuestionada decisión tomada por políticos de altísimo rango tanto de Brasil como de Paraguay (ambos países bajo una dictadura), socios en el proyecto. Una vez más, los hombres al mando de entonces fueron juez y parte interactuando con el planeta. Los Saltos del Guairá, convocaban a miles de turistas cada año, atraídos por la sensación de espectacularidad de una serie de saltos que desde ciertos ángulos, se veían como infinitos en su encuentro con un cañón de piedras basálticas.


La represa Itaipú fue construída 200 kilómetros río abajo, pero los calculos estimaron que los saltos quedarían cubiertos de agua, y parece evidente, que a las partes implicada no les tembló el pulso al firmar la carta de intencion de la obra, entre los cancilleres brasileños y paraguayos en el año 1966. Hasta pocas horas antes de la desaparición, un cartel en la entrada a los senderos de las cascadas recordaba (casi como una broma): “respete la naturaleza”.


La maravilla natural, hasta años antes de su desaparición era un atractivo turístico un tanto aislado, en donde para ver las siete cascadas principales, había que atravesar por varios puentes colgantes. Meses antes de la gran inundación, miles de turistas quisieron verlas por última vez. Mientras que la falta de mantenimiento de los puentes era total, un grupo de turistas llegó a sobrecargar una de las estructuras que no pudo soportar el peso, desatando una de las tragedias turísticas más crudas que se recuerden en Sudamérica, con una treitena de muertos. Poco tiempo después, se dinamitaron los salientes rocosos más pronunciados, para facilitar la navegación en el futuro embalse, con lo cual, la posibilidad de restaurar el ecosistema y el paisaje quedó completamente anulada.




Claro que la historia no estaría completa sin la mención de la Represa Itaipú, la empresa binacional y represa más grande de todo el Hemisferio Sur (segunda en el mundo después de la Presa de las Tres Gargantas, en China). La obra, genera nada menos que el 95 % de la energía eléctrica consumida en Paraguay, y el 24 % de un gigante como Brasil.

A modo de resarcimiento, la represa Itaipú paga royalties a todos los municipios afectados por la inundación, y a menudo, es una obra de ingeniería incluida en listados sobre las Maravillas del Mundo moderno. Desde su inauguración, ha recibido más de 15 millones de visitantes, turistas que en su mayoría, acuden a visitar las cercanas Cataratas del Iguazú, una maravilla natural que afortunadamente sigue deslumbrando a visitantes de todo el planeta. Los saltos del Guayrá, son apenas un recuerdo de postal de la belleza natural de nuestro planeta que a veces los hombres determinan efímera.