martes, 13 de septiembre de 2011

Öland, un viaje a la historia

Si bien cuando uno organiza un viaje suele buscar las capitales de los países o las ciudades más conocidas, también hay otros rincones por conocer del mundo. Por ejemplo, la isla de Öland, perteneciente a Suecia tiene una gran variedad de atracciones turísticas para disfrutar solo, en pareja, con amigos o familia.
 
 A lo largo de Öland encontrarás molinos de madera del siglo XII
  
La isla se encuentra situada frente a las costas de Smaland, en el Mar Báltico, y se caracteriza por ser un lugar tranquilo durante casi todo el año, ya que los 25 mil habitantes que tiene suelen multiplicarse en el verano.

Los suecos utilizan el Puente Öland para trasladarse a la isla, donde hay diferentes ciudades y aldeas que ofrecen a sus visitantes una mezcla entre el paisaje natural más la gran dosis cultural que poseen sus lugares. Mismo en la Edad Media, los reyes consideraban a la isla como su parque privado.

Así como los reyes apreciaban la belleza del lugar, se han mantenido muchos íconos de la isla que fueron apareciendo a lo largo del tiempo. Por ejemplo, podrán apreciar la cantidad de molinos de maderas, de los cuales hay muchos del siglo XVII, o hacer el recorrido por el Castillo Borgholm, el cual Carlos X construyó a mediados de 1600, y sufrió un incendio en 1806. Se han hechos varios trabajos en el castillo, primero de reconstrucción y luego se decidió hacer una manutención a las ruinas, y a pesar de su estado, el Castillo Borgholm sigue siendo uno de los atractivos más buscados por los turistas.  
 
Castillo Borgholm
 
El Castillo maneja diferentes horarios para ser visitado, y también hay visitas guiadas pero solo están en idioma sueco. Además cuenta con una tienda de regalos para que cada visitante pueda llevarse un recuerdo de su paso por semejante lugar histórico.

Dejando de lado el Castillo, también los turistas de Öland pueden hacer otras actividades como realizar un paseo por el Lago Möckelmossen, o pasar por el Palacio Solliden, que es la residencia de verano de la familia real sueca.


En total, la isla cuenta con 16 castillos, llevando a los turistas a un pasado increíble por conocer, pero también cuenta con playas, montañas, lagos, y atracciones como un zoológico y un parque de diversiones para los que quieran hacer algo más moderno.

En cuanto a las fechas vale recordar que en el mes de septiembre se realizas el Festival de la Cosecha, mientras que en octubre se hace el Skördefesten, en donde los granjeros de Öland se reúnen con el resto de los ciudadanos para vender sus productos.
 

Tonga, un archipiélago paradisíaco

Cuántas veces uno habrá soñado con irse a un lugar bien lejos, el lugar más remoto de la tierra y escaparse de la rutina, del trabajo, los estudios y los problemas. Pues si lo que se quiere es un lugar remoto, Tonga es el destino indicado.

Presenciar las ceremonias de los isleños forma parte de un momento único

El Reino de Tonga, ubicado en Oceanía, cuenta con varias islas de las cuales Tongatapu es la isla principal y donde se encuentra su capital, Nuku’Alofa, lugar donde también reside el monarca. En cuanto al idioma, además de hablar su lengua, tonguí, también hablan inglés.

En Tongatapu vamos a encontrar el muelle de Yuna Warf, uno de los grandes referentes de esta ciudad que fue construido a principios de siglo. 
En la ciudad de Mala’ekula están las tumbas reales, precisamente en un parque en donde entierran a los monarcas de Tonga desde el año 1893.

Otros sitios para recorrer en Tonga son sus mercados locales, tales como el de Talamahu, o los paseos por los parques de la ciudad, son actividades que no suponen un costo adicional y que se disfrutan mucho. También atraen a muchos turistas los Jardines Tropicales de Fa’onelua y el Tongan National Center.

Otro punto a destacar de las costumbres de los isleños y de lo que es su cultura, es la ceremonia Kava, donde podremos apreciar danzas tradicionales y también degustar las típicas comidas de la gastronomía de Tonga.



Visita los mercados locales de Tonga

Un lugar interesante para acercarse dentro de la isla es el centro arqueológico de Lapaha, o también se puede ver el monumento de Ha’amonga’a Maui Trilithon, que son tres grandes piedras coralinas.

Un recorrido hermoso para hacer es el de la reserva de Muihopolhonga, donde verán muchas especies de árboles nativos a lo largo de los dos kilómetros que posee de playa con fina y blanca arena.

Otros lugares a los que se pueden ir es la Isla de Eua, la cual se distingue por sus bosques, o la playa de Ha’aluma Beach. También está la Isla de Eueiki, que como Eua, están en Tongatapu, y es en donde se pueden presenciar las ceremonias de kava y es el lugar predilecto para hacer surf.

Dentro de Tongatapu se puede ir a ver las plantaciones de vainilla, que es una de las principales exportaciones de la isla, o también conocer la Reserva del zorro volador, un animal que parece un murciélago más grande de lo normal.

El glaciar Franz Josef

Se requieren equipos especializados y guias expertos, pero caminar sobre el glaciar Franz Josef en Nueva Zelanda, es una experiencia inigualable que bien compensa el frío. 

Los hielos milenarios del glaciar, brindan rincones únicos, con cascadas de hielo, cuevas y pasajes estrechos, que por supuesto, requieren un esfuerzo no menor para atravesarlos.

El Glaciar Franz Josef se encuentra en el Parque Nacional Westland, cerca de la costa oeste de la Isla Sur con la curiosidad que desciende hasta unos 300 metros sobre el nivel del mar, y muy cerca de él. Cualquier excursión, tiene su punto de partida en un pequeño pueblo (del mismo nombre) a unos 5 kilómetros que sirve de base para adentrarse en un área de bosque templado que rodea al glaciar. 

Su nombre se lo dio un explorador alemán como tributo al emperador austríaco homónimo, y recibe más de 250 mil visitas de turistas al año.


El glaciar Franz Josef está creciendo aproximadamente un metro al año, aunque a largo plazo se cree que la tendencia es a encogerse. 

Nace de los Alpes neozelandeses, es una de las atracciones naturales de Nueva Zelanda, con sus doce kilómetros de largo, tiene el río Waiho, que desemboca 19 kilómetros después en el Mar de Tasman. Junto con el glaciar Fox y el Perito Moreno (Argentina), es el único que está en un bosque lluvioso.