jueves, 8 de marzo de 2012

El macizo de Ahaggar

El macizo de Ahaggar o de Hoggar, es una cadena de montañas que emerge al sur de Argelia y en una zona que es parte del Sahara. Aunque el clima es menos extremo, las lluvias siguen siendo escasas, pero han modelado por miles de años curiosas formas en las elevaciones y promomtorios. Lo que acrecienta el aspecto de extrañeza del lugar es la abundancia de rocas y restos volcánicos. Ahaggar o Hoggar, parece un paisaje de “otro planeta”. Es una de las zonas turísticas más visitadas de Argelia.
 










 

La isla de Yakushima





En Japón podemos encontrar una isla que parece encantada, sus precipitaciones son más que abundantes, con entre 4.000 a 10.000 milímetros de lluvias anuales.

Esto ha hecho que se asiente en ella un extenso bosque húmedo, con musgo, hongos y una especie endémica de árbol conocida como Sugi (cedro japonés "cryptomeria"). La isla de Yakushima fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1993.

Con una extensión de 500 kilómetros cuadrados y apenas quince mil habitantes, se encuentra situada al sur de la isla principal de Kyushu.

Su punto más alto es el Miyanoura-dake, con 1.935 metros de altura, aunque tiene muchas más altas montañas, lo que la hacen ser conocida como “los Alpes en el océano”; y donde también podemos encontrar el volcán Kirishima, actualmente activo.

Este principal punto turístico de Japón produce toda su electricidad de una única central hidroeléctrica, por lo que es la isla más grande libre de emisiones de gases de efecto invernadero.

Con su estructura redonda, una quinta parte de su territorio es considerada reserva natural. Esta isla es de granito y se formó por un movimiento brusco de las capas tectónicas. Los cambios climáticos permiten que se desarrolle en ella una gran variedad de flora y fauna exótica: corales, plantas alpinas, monos y venado Yaku. También el conocido cedro de Yaku, con más de mil años de antigüedad, que crecen a gran altura y suelen sacar raíces también de las ramas, lo que les permite adquirir extrañas formas. Se dice que el cedro más antiguo, el Jomon Sugi, tiene alrededor de 2170 y 7200 años, y mide 1350 metros.

Si queremos una sensación de relax única no tenemos más que acercarnos al onsen Hirauchi Kaichu, donde tomar un baño con aguas calientes y minerales en medio de enormes cataratas. Y si queremos unas vistas impresionantes, tenemos el faro Yakushima para visitar, desde donde se observan las playas de arena dorada de la costa de coral. Si queremos visitar la ciudad, con construcciones propias del siglo XIV, en otoño se celebra un festival de baile muy popular.

Su clima a lo largo de la zona costera es subtropical, mientras que la zona más alta se califica como templada. Mientras que en el nordeste las lluvias son prácticamente continuas, el suroestes tiene la mayor cantidad de horas de sol de las islas Seinan. Un hecho curioso sobre esta isla, es que el director de cine anime, Hayao Miyazaki, se inspiró en ella para los paisajes de su película ’La Princesa Mononoke’.



Es una isla perdida. Llena de mitos, de secretos, de rincones inexplorados. y toda ella está cubierta por un denso bosque casi impenetrable. Eso es lo que le da ese aire de misterio y belleza al lugar.

La isla japonesa de Yakushima es el gran exponente de todo ello: es una masa incoherente de troncos, ramas, hojas, piedras y miles de seres vivos viviendo entre ellos. Un bosque colosal dispuesto a sorprender a sus más valientes visitantes.





Lo que hace del bosque un lugar siniestro es la extrema humedad que ampara la atmósfera. Caminando entre los árboles, bajo el espeso manto de ramas, hojas y rayos de luz, uno es testigo del crecimiento desproporcional de la naturaleza, atizada por un diluvio eterno, que recrea atmósferas densas de un verdor explosivo. Inmerso en el paisaje, la imaginación de uno vuela fácilmente. Tanto es así, que el bosque ha servido de inspiración para muchas escenografías del manga y animación japonesa. Un bosque encantado, casi onírico, bañado de cielos plomizos, encerrado en su propia humedad, perdido en sus propios rincones y bañado en abundantes aguaceros. Un bosque visitado frecuentemente por los turistas. Un bosque para soñar, para temer, para inspirarse. Un bosque para aventureros.