jueves, 10 de mayo de 2012

Yaxchilan

Yaxchilan

Yaxchilán o “Lugar de piedras verdes” se yergue majestuoso entre la densa vegetación de la selva Lacandona presente en las proximidades del río Usumacinta, cuyo caudal no solo lo convierten en un importante recurso hídrico sino que además cumple la función de frontera, tanto es así que la orilla Oeste pertenece a México y la orilla Este a Guatemala. Por tanto, la visita a Yaxchilán nos invita a conocer el pasado del mundo maya, pero al mismo tiempo, nos invita a reflexionar sobre la imbecilidad del mundo actual que nos heredó el siglo XIX y XX, con sus nacionalidades y límites artificiales creados con escuadra y cartabón.

El sitio arqueológico pertenece al municipio de Ocosingo, en el estado de Chiapas en México. Tanto para expertos como para meros turistas los restos de Yaxchilán ofrecen un rico mosaico de edificios, palacios, esculturas, estelas y decenas de glifos que nos cuentan la vida y milagro de sus gobernantes y grandes guerreros, o qué tipo de rituales llevaban a cabo. Según los expertos Yaxchilán estuvo habitado entre el año 250 d.C. y el 900 d.C. y bien pudo haber rivalizado con el gran centro maya de Tikal, localizado en el Petén perteneciente a la República de Guatemala.

El conjunto según los criterios de los arqueólogos se divide en la Gran Plaza, la Gran Acrópolis y la pequeña Acrópolis, estando compuesto por nada menos que ciento veinte edificio solo en la parte central. El edificio 19 nos introduce a través de sus estrechos y laberínticos pasillos en el recinto principal, donde desde el primer momento se puede sentir ese ambiente aventuresco estereotipado de las películas de Indiana Jones, ante la presencia de elevados árboles cuya raíces se extienden como tentáculos.

Pero el edificio que más llama la atención es la estructura 33 que encuentra precedido por una empinada escalinata acosada por la selvática vegetación, hasta tal punto que un árbol crece sin problemas entre sus piedras. Una vez arriba se puede contemplar el edificio con sus blancos dinteles, sus tres puertas y los restos de una escultura de un gobernante, probablemente Pájaro Jaguar IV.


Al estar en plena naturaleza no supone ninguna rareza que algún grupo de monos Saraguatos salga al paso para con sus ensordecedores gritos demostrar quienes son los verdaderos dueños del lugar.

El cuarto y último viaje de Colón


9 mayo 2012
 
 
Desde Cádiz partieron cuatro naves destino las Indias. Ninguna regresó, el Almirante y la diezmada tripulación fueron rescatados en Jamaica y conducidos a España en noviembre de 1504



El 9 de mayo de 1502, Cristóbal Colón, que contaba ya por entonces 51 años, emprendió desde Cádiz el cuarto viaje a las Indias, que sería el último y más accidentado de cuantos capitaneó en su vida.

Los preparativos para el viaje se iniciaron en Sevilla, el 3 de abril. Desde aquí partieron dos carabelas, Santa María y Santiago, y dos naves con 139 hombres a bordo. Arribaron a Gran Canaria el 25 de mayo, para llegar a su destino, Santo Domingo el 29 de junio.

Nicolás de Ovando, que había sido nombrado gobernador de las Islas y Tierra Firme de las Indias, impidió al Almirante desembarcar. Éste, en su propósito de encontrar el paso naval hacia las islas, recorrió con sus cuatro naves el litoral centroamericano entre agosto de 1502 y mayo de 1503: desde el golfo de Honduras, para continuar frente al litoral de las actuales Nicaragua, Costa Rica y Panamá, en condiciones muy difíciles para la tripulación.

El 18 de octubre de 1502, Colón llegó a las Costas de Veragua. Había decidido hacer un paréntesis en su búsqueda del estrecho que le permitiera llegar a las Indias a fin de reunir oro para paliar la penosa situación que atravesaba la expedición. Pero esta escala se convertiría en otra pesadilla más para el Almirante.

El 6 de enero trató de fundar allí la ciudad de Belén, el primer asentamiento español en el continente, pero la resistencia indígena frustró tal tentativa. El 16 de abril emprendió de nuevo viaje, con sólo dos naves de las que partieron de Cádiz, pues se perdieron las otras dos, víctima de los temporales.

En mayo de 1503, Colón y sus hombres desembarcaron en la isla de Jamaica. Allí, las dos naves que les quedaban tuvieron que ser abandonadas en la playa con sus cascos inservibles. No recibieron socorro hasta el otoño.

Al cabo de un año, desde su llegada a Jamaica, en mayo de 1504, fueron por fin rescatados y conducidos a España. Colón, maltrecho y enfermo, arribó a Sanlucar de Barrameda el 7 de noviembre. De los 139 hombres que habían partido de Cádiz, 39 no regresaron nunca a la Península.