lunes, 19 de marzo de 2012

Una gruta azul en la isla de Capri


Se sitúa en la costa de la Isla de Capri, en Italia.
Su nombre responde a la realidad, se llama la Gruta Azul (o Grotta Azzurra). El color de sus aguas le ha bautizado. La entrada a la gruta está parcialmente sumergida en el mar, como ocurre con otras muchas cuevas que existen alrededor de la isla, lo que permite visitarla por dentro.

Los emperadores romanos que pasaban sus vacaciones en Capri, usaban la Gruta Azul como baño privado.

Se cuenta que fue un artista polaco llamado Klophisch quien popularizó el lugar después de que un pescador local le revelara su existencia en 1826. Pero en los orígenes de cualquier lugar tiene que haber leyendas y esta podría ser una de ellas. En cualquier caso, lo cierto es que esta cueva se ha convertido en una importatísima atracción turística con el paso de los años. 

Las dimensiones de la cueva son de 60 metros de largo y 25 de ancho aproximadamente. Su tamaño aumenta considerablemente debajo del agua, donde el agujero en mucho más grande.

Completamente sumergida se sitúa otra apertura en la cueva, lo que permite que entre la luz del sol iluminando el agua desde abajo, volviéndola de un azul turquesa y de una fosforescencia incomparable. Los pasajes subterráneos que conducen a la gruta están parcialmente cerrados, aunque se cree que una vez estuvieron conectados a las catacumbas de las tumbas romanas. Para poder adentrarse en barca es necesario que el mar conserve la calma. Además, los guías piden a los pasajeros que agachen la cabeza y se tumben mientras la embarcación entra en la gruta, siempre con una cadena permanentemente adjunta a la entrada para que nadie se pierda. 






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