martes, 29 de mayo de 2012

Svalbard

Las islas habitadas más septentrionales del mundo, es un desierto helado donde seis de cada 10 kilómetros cuadrado llevan siglos bajo la nieve y el hielo; el año sólo dura “un día y una noche”, pero cada una se extiende por seis meses; los caminos tienen señales que anuncian el paso de osos polares. No existe la delincuencia, pero todo residente tiene que tomar clases de tiro y casi todos van armados al desplazarse por el riesgo de un mal encuentro con un oso.
Nos trasladamos al norte de Europa para descubrir que las leyes naturales de Svalbard no se parecen a nada que podamos conocer. Pero además, a pesar su situación geográfica, las islas gozan de un clima relativamente benévolo gracias a la corriente del Golfo, lo que deja lugar a algunas sorpresas.









Svalbard, un archipiélago recluido en el Ártico, es una colección de curiosidades, en un territorio que aparenta no tener vida a simple vista y sin embargo está lejos de estar completamente desolado. En una de las ciudades de la isla, su nombre Longyearbyen es un curioso topónimo con un tinte de humor (una mezcla de inglés y noruego) que describe lo que puede significar vivir en el archipiélago: el lugar donde el año es muy largo. El tiempo parece transcurrir más lento.











Sus habitantes se definen como polárniks o polares, aunque en realidad, conviven en una inusual vecindad de rusos y noruegos, y en un territorio donde cualquiera puede instalarse sin necesitar visado ni permiso de residencia. Es un territorio en el que aparentemente, todos están invitados a llegar, y sin embargo, no llega casi nadie. Administradas por Noruega, aunque con bases rusas legalmente asentadas, Svalbard es un territorio inhóspito al que casi nadie llegaba por placer, hasta que en años recientes comienza a despuntar el turismo, que lentamente compite con la minería como la principal actividad económica.













En Svalbard están presente todos los tipos y formas de glaciares, y el color blanco de la nieve y el hielo. Cuando llega el verano, en las zonas habitadas todo se vuelve barro. El archipiélago debería permanecer completamente helado todo el año, pero lo salva la corriente del Golfo. Entonces, la nieve desaparece en las partes más bajas y suaves de las islas y aparecen grandes extensiones de tundra salpicadas a veces de flores. Gracias a ello, es posible en una temporada de viajes entre junio y agosto, sorprendernos con vistas como éstas:









Llegar a Svalbard es bastante caro, y la forma más fácil de hacerlo es pasando por Noruega, por lo que a pesar de que en teoría no se necesita visado, si hay que pasar por los controles migratorios noruegos.




































































Se puede arribar a Svalbard por crucero (en temporada alta), o por avión, y una vez en el archipiélago desplazarse en motos de nieve (si el clima lo permite) o en avión y helicóptero entre las poblaciones y las islas. Observar osos polares es el tipo de excursión más habitual en la isla, aunque no es nada fácil encontrarlos ni está garantizado. De cualquier modo, es posible observar con grandeza la naturaleza del Ártico, con glaciares vírgenes, montañas y lugares donde observar caribúes, zorros polares, ballenas, focas y morsas. Siempre, realizando excursiones contratadas con guías profesionales. Incluso, para aventureros más experimentados, Svalbard es el punto de partida para excursiones al Polo Norte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario