martes, 6 de noviembre de 2012

Stalin

Stalin ha sido una de las personas más influyentes del siglo XX, no sólo por su participación vital en la Revolución Rusa, o por su victoria sobre el régimen nazi, sino por hacer de la URSS una mega-potencia capaz de competir con los EEUU. Stalin trasformó la convulsa Rusia revolucionaria en una potencia mundial. Sus planes económicos y su modernización de la Rusia agrícola y rural asombraron y asombran aún al mundo. Pero Stalin al igual que Hitler fue un genio maligno; uno de los peores criminales de la historia que causó millones de muertos durante su intensa vida. Stalin fue un autentico dictador que usó el comunismo para lograr sus fines, en vez de crear una sociedad comunista Stalin creo una sociedad estalinista. Se convirtió en el amo y señor de la vida sobre el territorio soviético. Un autentico Zar Rojo.




Josif Vissarionovich Dzhugashvili (1879-1953), quien posteriormente sería conocido por Josif Stalin, nació en 1879 en Gori, en Georgia. Josif era hijo del zapatero Vissarion Dzhugashvili y de Ekaterina Geladze. La familia de Josif era muy humilde, sus padres descendían de esclavos, y querían que su hijo no estudiara y se dedicara a trabajar para ayudar a la economía domestica, pero aun así el joven Josif consiguió estudiar en la iglesia parroquial, demostrando pronto que era un gran estudiante, ganando varios premios y becas que le permitieron continuar y ampliar sus estudios. Josif se crió en una Georgia que estaba bajo la represión zarista; el idioma georgiano y sus manifestaciones culturales estaban prohibidos y en la población había un fuerte espíritu de rebeldía frente al sistema zarista. Cuando Josif tenía 11 años su padre muere y su madre tendrá que trabajar muy duramente de costurera y lavandera para poder criar a su hijo. A los 15 años Josif partió gracias a los esfuerzos de su madre hacia Tiflis, capital de Georgia, para ingresar en el seminario y ampliar sus estudios. En aquella época la única forma que tenían los pobres de estudiar era en instituciones religiosas. Pero curiosamente el joven Josif, que nunca había tenido vocación de sacerdote, aprendió en el seminario religioso ideas revolucionarias marxistas. Ideas que propugnaban varios de sus humildes compañeros de estudios y que calaron hondo en el joven Josif, el cual se afiliará a los dieciséis años a la Socialdemocracia. En 1899 sus ideas nacionalistas y revolucionarias le acarrearon la expulsión del seminario.

Tras ser expulsado del seminario, Josif se puso a trabajar en el Observatorio de Tiflis, a la vez que iniciaba su carrera de revolucionario subversivo, dedicándose a publicar periódicos ilegales, dando mítines y charlas y organizando manifestaciones contra el Imperio Zarista. Sus tareas subversivas las hacia bajo el seudónimo de “Koba”, seudónimo que le acompañará ya toda su vida. En 1901 la policía detiene a la mayoría de su grupo subversivo y Josif entra en la clandestinidad. Clandestinidad de la que no saldrá ya hasta la Revolución Rusa en 1917. En 1903 la Socialdemocracia se escinde en dos grupos y Josif ingresa en el de los “bolcheviques” de Nikolai Lenin, grupo que propugnaba la revolución y los métodos de lucha directa contra la tiranía zarista. En 1907 Josif asalta en Tiflis un carruaje que transportaba una gran suma de dinero zarista y que permitirá sufragar los gastos de los bolcheviques durante mucho tiempo. Este atraco al carruaje escoltado por el ejercito fue toda una hazaña que causó una gran sensación en los periódicos de todo el mundo. Tras esto Josif vivirá exiliado en Siberia hasta el triunfo de la Revolución de 1917 y la caída del imperio Zarista.

Durante la Revolución Rusa y tras la caída del régimen zarista, Josif usará como apodo el nombre Stalin, que significa:”Hombre de Acero”.A partir de entonces será conocido como Josif Stalin, un nombre que hará temblar a millones de personas en los años venideros. Tras la Revolución Bolchevique de 1917, Rusia abandonará su participación en la Primera Guerra Mundial, por considerarla una guerra “capitalista” y por estar completamente agotada económica y militarmente. Además los bolcheviques querían tranquilidad internacional para consolidar su poder en el interior de Rusia, ya que los descontentos con el nuevo régimen habían creado el “Ejercito Blanco”, formado con ex-oficiales zaristas y tropas de cosacos, un ejercito apoyado por las potencias occidentales y que pretendía expulsar a los bolcheviques del poder. Así pues, Lenin, el nuevo líder de los destinos de Rusia, se rindió a los alemanes y austriacos, dándoles enormes compensaciones territoriales y económicas con el objeto de defenderse de la “contrarrevolución blanca”.

La Guerra Civil Rusa durará desde 1918 a 1921, en este conflicto Stalin demostrará su capacidad como organizador, Stalin se encargará del aprovisionamiento del “Ejercito Rojo”, un ejército político, creado por León Trotski para enfrentarse al “Ejercito Blanco” contrarrevolucionario. Stalin también tendrá su momento de gloria con la defensa de la ciudad de Volvogrado, demostrando que es verdaderamente un “hombre de acero”. Stalin siempre es partidario de los métodos de lucha directos, no tolera la indisciplina y es un hombre al que no le tiembla la mano a la hora de purgar a todos los que considera “enemigos de la revolución”. La disciplina que fomenta Stalin es vital para que el sistema comunista aguante los envites de sus enemigos y finalmente les derrote. En 1921 la guerra civil concluye con 5 millones de muertos y 1.300.000 exiliados. El Ejercito Rojo de Trotski se ha impuesto a sus enemigos “blancos” y a las expediciones militares occidentales. De la guerra salen reforzados dos de sus personajes clave: Stalin y Trotski, dos personajes que a partir de entonces rivalizarán por obtener el mando sobre el partido comunista, y obtener el mando de las recién formada “Unión de Republicas Socialistas Soviéticas” (URSS).

La URSS es el sueño realizado de los bolcheviques, en teoría debería ser una republica de obreros y campesinos que viven felices con el sistema comunista, en espera de un mundo ideal en que todos sean iguales y no existan desigualdades. En la práctica la URSS no es más que un nuevo imperio dictatorial, en el cual todos los ciudadanos están obligados a vivir y trabajar para el estado comunista, no hay libertades individuales y cualquier disidente con el nuevo régimen es purgado por terrorífico sistema policial implantando por Lenin. El nuevo imperio necesita un sucesor, ante la enfermedad de Lenin. Stalin y Trotski ansían el poder, y el resto del partido aguarda a al espera de ver quien se impone. Lenin nombrará a Stalin en 1922,”Secretario General del Partido Comunista”, con el objeto de fortalecer la disciplina interna y fomentar la represión contra los disidentes políticos. El nuevo cargo permite a Stalin colocar en los altos cargos a sus amigos y secuaces, preparándose para acabar con Trotski desde la cúpula del partido. En 1924 muere Lenin, lo cual es aprovechado por Stalin para aumentar su sequito y en 1927 expulsar a Trotski del partido comunista, desterrándolo posteriormente de la URSS en 1929 y siendo asesinado posteriormente en 1940 por el español Ramón Mercader(agente de Stalin) en México.

Tras su victoria política, Stalin se encuentra al mando de los destinos del “Imperio Rojo”.La recién formada URSS es un imperio con pies de barro, económicamente el sistema implantando por Lenin fue un auténtico desastre, socialmente la gente está muy descontenta y además hay regiones enteras que solo esperan una oportunidad para independizarse. Además internacionalmente se encuentra aislada y rodeada de enemistad, los países occidentales temen que la revolución roja se extienda por Europa y les afecte. Stalin deberá pues enfrentarse a múltiples problemas, pero sorprendentemente los solucionará magistralmente, demostrando que es un genio a la hora de organizar el caos que era la URSS.

Para cimentar su poder político y acabar con las disensiones Stalin diseñará una constitución para la URSS que promulgará en 1936. Además, Stalin, para asegurarse el poder absoluto, decidirá a partir de 1934, con la excusa del asesinato de Kirov, miembro destacado del partido y ayudante de Stalin, “purgar” a todos los posibles enemigos que considere que tiene en el partido comunista y en el ejército rojo. Los procesos más importantes tienen lugar en Moscú entre 1936 y 1938. Stalin va a eliminar a destacados militantes del partido que le podían hacer sombra y además va a depurar el ejército, condenando a los militares comunistas que destacaron ayudando a la Republica Española durante la Guerra Civil (1936-39) y que habían alcanzado fama y renombre. En total se calcula en un millón y medio los depurados por el NKVD (Comisariado de Asuntos Internos), dirigido por Yagoda, Yejov y Beria.

En economía, Stalin diseñó los “Planes Quinquenales”, los cuales convirtieron a la URSS en una potencia mundial en pocos años. Los planes quinquenales pretendían establecer una economía totalmente planificada, fijando metas de producción para cada fábrica, cooperativa agrícola, etc….. Stalin quería convertir a Rusia en una gran potencia industrial, redujo el consumo y la producción de bienes de consumo al mínimo, para así concentrar el esfuerzo y el capital en la industria pesada. En el campo, Stalin impuso la colectivización, expropiando y expulsando de sus tierras a 20 millones de campesinos propietarios y creando los kolkoses y sovkoses, cooperativas agrícolas muy mecanizadas. Stalin con sus métodos crueles y directos había conseguido crear de un caos económico una gran potencia mundial y sólo el estallido de la Segunda Guerra Mundial impediría que La URSS se convirtiera en la mayor potencia del mundo.

Ante la amenaza de Hitler y los nazis, Stalin intentó un acercamiento a las Potencias Occidentales de Inglaterra y Francia. Pero los políticos británicos, mayoritariamente anticomunistas, desdeñaron las ofertas de alianza de Stalin. Stalin entonces entró en tratos con Hitler, para asegurarse la no-agresión de Alemania en el conflicto que se avecinaba. Fruto de ello es el pacto germano-soviético de 1939, un pacto de enemigos antagónicos, por el cual Hitler y Stalin se repartían el Este de Europa y delimitaban sus zonas de influencia. En Septiembre del mismo año la guerra estalló con la ocupación de Polonia por parte de Alemania .La URSS haciendo valer el pacto germano-soviético se quedó con la mitad de Polonia. Además, Stalin decidió apoderarse de las tierras que le correspondía en el reparto e invadió Finlandia, a la que quitó varios territorios, y las Repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania), que fueron incorporadas a la Unión Soviética. Pero en 1941 las tropas alemanas invadieron la URSS, en la audaz “Operación Barbarroja”, sorprendiendo a Stalin y a su ejército. Después de importantes avances, destruyendo a un ejercito que había perdido a sus mejores generales en las “purgas de los años anteriores, la ofensiva alemana fue detenida a las puertas de Moscú. El régimen de Stalin se tambaleaba, muchos pueblos habían apoyado la invasión alemana esperando ser liberados del yugo de Stalin, el cual era consciente del peligro de una derrota total. Sólo la brutalidad del régimen comunista, mandando miles de milicianos sin experiencia a enfrentarse a los nazis para retardar su avance o morir a manos de sus comisarios políticos y las brutalidades y horrores nazis que encendieron el sentimiento patriótico del pueblo ruso salvaron a Stalin. Tras la entrada en guerra de EEUU y el apoyo económico de este país, la URSS consiguió formar un formidable ejército, que derrotó a los nazis en Stalingrado, cambiando el signo de toda la contienda. Stalingrado fue una victoria de Stalin, que supo atraer a una trampa mortal a los alemanes y derrotarlos en “su” ciudad, la antigua Volvogrado, rebautizada Stalingrado tras la victoria de Stalin en la guerra civil. Stalin triunfo pues dos veces en la misma ciudad, derrotando a los nazis igual que derrotó a los rusos blancos.

En 1943, el ejército soviético emprendió el contraataque y no paró hasta alcanzar Berlín en 1945 y poner fin al régimen nazi. Las fuerzas soviéticas habían sido las que más habían aportado a la derrota del eje, la URSS había sufrido casi 20 millones de muertos y las batallas decisivas las había ganado el ejercito rojo. Así pues Stalin decidió quedarse en contrapartida por el esfuerzo soviético con todos los países que liberó en su avance contra las tropas nazis. La URSS se apoderó de todos los países del Este de Europa y de la mitad de Alemania. Territorialmente la URSS dominaba la mitad de Europa y además el comunismo estaba triunfando en Asia. El temor a un “mundo rojo” y las discrepancias sobre la ocupación soviética de Europa, crearon tensiones entre las dos potencias que se alzaron tras la Segunda Guerra Mundial, EEUU y la URSS.

La “Guerra Fría” había comenzado, se había alzado el denominado “Telón de Acero”, representado por el muro de Berlín y solo el temor a un conflicto nuclear, tras la primera prueba nuclear soviética en 1949,que la igualaba a Occidente en poder nuclear, impidió que estallara la guerra entre ambas superpotencias, entre capitalistas y comunistas, entre Oriente y Occidente.

Stalin había creado del caos que era la URSS una superpotencia que tenia voz y voto en medio mundo, único poder capaz de enfrentarse con los Estados Unidos por el dominio del mundo. A fuerza de sangre y más sangre, y de matar a todo aquel que se ponía en su camino, Stalin había modelado la historia. No hay personaje mas importante en todo el siglo XX que él, Stalin fue el artífice de que el comunismo dictatorial se impusiera en Rusia y ayudó a crear la URSS, Stalin derrotó a Hitler y los nazis y finalmente expandió el comunismo por medio mundo, apoderándose del Este de Europa. El Mundo de hoy en día es como es por la intervención de Stalin.

Stalin finalmente murió en Moscú, de una hemorragia cerebral, el 5 de marzo de 1953, a su muerte medio mundo suspiró aliviado. Durante el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, celebrado en 1956, Nikita Jruschov en un alarde de honradez y valor, denunció los crímenes de Stalin e inició el proceso de “desestalinización”, que culminó con la retirada de su cadáver del mausoleo Lenin y su inhumación junto al muro del Kremlin.

Stalin fue un monstruo y un genio, un asesino de decenas de millones de personas que purgó o deportó a Siberia por contradecir sus deseos, un hombre que actuaba como un dios viviente en al URSS, un hombre que cambió el mundo y del que sabemos mucho de su obra y muy poco de su vida privada y personal, aunque quizás es mejor, pues el mayor moralista de la URSS cometía en su vida privada los excesos que perseguía en la vida publica. Alcohol, sexo desenfrenado y juegos macabros con la vida de la gente (induciendo a varias personas al suicido para divertirse) adornan el historial privado de este autentico “Zar Rojo”. Su vida y su obra deben servir para aprender y evitar que triunfen los regimenes dictatoriales y para defender la libertad a cualquier precio.

Corocotta

De Corocotta y de la época de las Guerras Cantabras sabemos muy poco, y todo lo que sabemos lo sabemos gracias a las fuentes romanas, gracias a cronistas como, Floro, Orosio, Dión Casio y en menor medida Jordanes y otros. Al ser fuentes provenientes del bando ganador siempre hay que examinarlas atentamente y contrastarlas con los restos arqueológicos para ver cual es el grado de veracidad de las mismas.

El pueblo cantabro habitaba la zona norte de la Península Ibérica, tenia como vecinos a los Atures al Oeste, a los Vaceos al sur y a los Vascones al este. El territorio cantabro seria el doble del que ocupa hoy la provincia de Cantabria. Los cantabros eran un pueblo guerrero surgido de la fusión de los invasores celtas y la población autóctona. No eran un pueblo unificado, sino que estaba compuesto de varias tribus menores: Los Orgenomescos en la zona de la costa oeste, los Coniscos en la región de Santander, los Aurinos en la costa este, los Vadinenses limitando con los Astures, los Concanos en la región de Potes, los Tamaricos en la zona de Velilla de Guardo y varias tribus mas…. Sus costumbres y modos de vida serán muy austeros y primitivos, al estilo de los celtas de Tracia y Escitia según comparan los cronistas romanos. Una economía y modo de vida basado en la guerra, actuando como mercenarios o saqueado las tierras y cosechas de sus vecinos Vacceos, Turmódigos y Autrigones.

Los cantabros eran un pueblo famoso por sus cualidades guerreras ya que solían participar como mercenarios en muchos conflictos. Acompañaron como mercenarios a Aníbal y sus cartagineses en la Segunda Guerra Púnica dando muestra de una gran valía. En ese conflicto se hizo famoso el caudillo cantabro Laro por su corpulencia y por el número de enemigos que segó con su hacha de dos cabezas. También aparecieron durante el asedio de Numancia, intentando auxiliar a los sitiados. Nuevamente se les encontraría Julio Cesar durante la Guerra de las Galias, en la que los Cantabros participaron como auxiliares de los Aquitanos. Así pues Los Cantabros serían para los romanos “el pueblo más fiero de la Península” y todo un quebradero de cabeza a la hora de imponer la civilización y el orden en la Península. Cuando el emperador Augusto llegue al poder decidirá poner fin a las incursiones de saqueo de los Cantabros sobre tierras de pueblos ya sometidos a Roma. Además el hallazgo de minas de oro en la zona norte era una suculenta tentación para Roma, ya que las guerras civiles entre los sucesores de Cesar habían dejado las arcas vacías. Así pues Augusto decidió acabar con los saqueos Cantabros, apoderarse de las minas de oro y unificar toda la Península como parte del imperio unificado que estaba construyendo, además de aumentar su prestigio como general. Fruto de todo esto serán las Guerras Cantabras, del 29 al 19 a.C.

Así pues en el año 29 a. C., Statilio Tauro, legado de Augusto, emprende una campaña contra los pueblos vacceos, cantabros y astures, antiguos enemigos aliados frente a Roma, el enemigo común que les pretendía someter a todos. Peor la unión será más nominal que efectiva, la coordinación militar entre los tres pueblos será nula. El legado Statilio logró pacificar rápidamente a los Vacceos, una victoria que le hizo valedor de la celebración del triunfo. Sin embargo no consiguió derrotar a los Cantabros y Atures refugiados en sus “castros” o campamentos fortificados en las montañas y decidió levantar un campamento en Asturica, la actual Astorga, para las futuras campañas.

Durante el 28 a. C la guerra la continúa el legado Calvisio Sabino, una campaña de la que se desconocen los detalles, solo se sabe que el legado fue premiado con el triunfo. Durante el 27 a. C., será el legado Sexto Apuleyo el encargado de llevar las operaciones obteniendo también el triunfo. En el año 26 a C. Augusto se pone personalmente al mando de las operaciones con las legiones: I Augusta, II Augusta, IV Macedonica, V Alaudae, VI Victrix, IX Hispana, X Gemina y según algunos historiadores también estaría la Legión XX Valeria Victrix. En total unos 80.000 hombres entre legionarios y auxiliares.

Augusto estaba decidido a dar el golpe final, no obstante el terreno montañoso y la eficaz lucha de guerrillas de los cantabros no se lo ponía fácil. Augusto establecería su principal base de operaciones en Segisamo y Portus Blendius en la zona de Suances le serviría como base de abastecimiento costero. Durante el año 26 a. C. la guerra se dedica en exclusiva a acabar con los cantabros. El ejército romano se desplegó en tres columnas que avanzando por tierra abarcaban todo el territorio cantabro, según los cronistas romanos se dispondrían como para “una batida contra alimañas”, así mismo en la costa actuaba la flota romana que desembarco una legión para sorprender a los cantabros por la espalda, según algunos historiadores la legión que desembarcó fue la Legión IX Hispana. Acosados por las columnas romanas los cantabros se refugiaron en la ciudad de Bergida a la que Orosio llama Atica. Asediados por el legado Antistio los cantabros escaparon al castro fortificado del monte Vindio donde sufrieron un nuevo asedio hasta que el hambre mató a la mayoría de los defensores.

El resto de cantabros se refugio en Aracillum, durante los inicios de este asedio, el emperador Augusto, cansado de la larga guerra de guerrillas se marcho “enfermo” a Tarraco y dejo la campaña en manos de su experto legado, Cayo Antistio Vetus. Cercados por las columnas de Antistio y la columna que había desembarcado en la costa, los cantabros resistieron duramente a vida o muerte, pero tras el duro asedio los romanos consiguieron tomar Aracillum aunque a un elevado coste en vidas para el ejército atacante. No solo bajas causadas por los cantabros, sino por el crudo inverno y las plagas de ratas que acababan con los suministros romanos.

En este contexto surge Corocotta, como caudillo militar cantabro, de él poco se sabe, simplemente conocemos de Corocotta unas líneas que escribió sobre él el historiador romano Dión Casio, textualmente dice así: ”…Se irritó (Augusto) tanto al principio contra un tal Corocotta, bandolero español poderosísimo, que hizo pregonar una recompensa de 25.000 sestercios a quien lo apresase; pero más tarde, como se le presentase espontáneamente, no solo no le hizo ningún daño, sino que incluso le regaló aquella suma…” Solo hay esto escrito sobre Corocotta, el resto solo son hipótesis a debatir. Podemos suponer que fue un caudillo importante, pues los romanos llamaban a los caudillos enemigos importantes, como Viriato y Vercingetórix “bandoleros”, para no reconocerles legitimidad o autoridad alguna. La historia del dinero en mi opinión me parece inventada o fantasiosa, una forma del escritor para ensalzar al emperador y su magnanimidad. Los romanos eran gente práctica y a los enemigos que se ponían a su alcance les solían matar sin miramientos. Con lo cual en mi opinión en cuanto Corocotta hubiera asomado la cabeza por el campamento romano la habría perdido. Pero bueno, las líneas están ahí y cada cual las puede interpretar como quiera. Históricamente nada más se sabe sobre el caudillo, el resto es terreno para la novela y la especulación. Pero es de suponer que acabaría como el resto de su pueblo, muerto o esclavizado.

Tras las anteriores victorias romanas las siguientes campañas militares se orientaron a someter al resto de cantabros y a los astures en la zona de la Gallaecia. El conflicto se decidió en el asedio a Mons Medullius. Tras duras batallas la mayoría de los sitiados supervivientes se suicidó con derivados del Tejo para no acabar como esclavos.

En cuanto a los astures, acampados junto al rió Astura, pretendían sorprender a los romanos en un ataque por sorpresa. Pero fueron traicionados y los romanos al mando de Carisio les derrotaron tras una dura batalla. Tras esa derrota los astures se refugiaron en la ciudad de Lancia. Pero la ciudad fue tomada al asalto por Carisio, tras rodearla e incendiarla. Tras esta victoria la guerra bajó de intensidad, siendo mayoritariamente una interminable lucha contra guerrillas.

A finales del 25 a.C., Augusto regresó a Roma, donde cerrará las puertas del Templo de Jano como símbolo de la Paz en el imperio. Pero tras la propaganda del emperador la realidad es que la tan destacada paz es ficticia, los cántabros y astures se sublevaron de nuevo y los legados Carisio, de Lusitania y Lucio Aelio Lamia de la Hispania Citerior se tuvieron que encargar de sofocar las revueltas producidas entre los años 24 y 22 a. C. Los astures fueron sometidos rápidamente, pero los cántabros se obcecaron en resistir, lo cual provocó serías represalias romanas, muchos de los cantabros fueron vendidos como esclavos y sus ciudades fueron arrasadas.

En el 20 a.C., los cántabros vendidos como esclavos se rebelaron y tras matar a sus dueños regresaron a las montañas. Augusto decidido a acabar para siempre con las continuas sublevaciones y problemas causados por los cantabros envió a Marco Agripa, el mejor general del imperio para pacificar la región definitivamente y a cualquier coste, el prestigio del emperador estaba en juego. Agripa llevó a cabo una dura campaña, los cantabros eran un duro rival, que causo numerosas bajas entre los romanos, incluso una legión perdió el titulo de “Augusta” por huir del enemigo. Pero finalmente fueron derrotados y tras ser vencidos la represión fue despiadada. Todos los varones cantabros en edad militar apresados serán asesinados, los castros serán arrasados y el resto de la población será trasladada a la Meseta. En el 19 a.C. el pueblo cantabro ha sido sometido definitivamente tras numerosas batallas, revueltas y baños de sangre. Su nombre nunca será olvidado por los romanos, los cantabros siempre serán el pueblo indomable, un pueblo en el los prisioneros cantaban mientras eran crucificados.

El rey Arturo

La leyenda nos habla de Arturo como un huérfano criado por el mago Merlín que consigue sacar la espada Excalibur de una piedra que la sujetaba y reclamar el trono de Britania, como hijo del rey Uther Pendragón. Tras unificar y pacificar el país, el rey Arturo formará la corte de Camelot, basada en el honor y la caballerosidad. Pero la traición del mejor caballero, Lancelot, con la reina Ginebra provoca la desgracia del reino. Arturo morirá en feroz batalla contra su hijo Morded y Camelot desaparecerá. Los restos de Arturo serán llevados a la misteriosa isla de Avalón.

La realidad es bastante diferente, Arturo existió realmente, muchas fuentes de la época se refieren a él, no es un mito pues. Pero tampoco fue un rey de novela. Arturo existió entre finales del siglo V y principios del VI de nuestra era, fue un héroe que recibió el titulo de “Dux Bellorum” (caudillo de las batallas), por tanto nunca fue rey. Realmente Arturo figura como un héroe mercenario que con sus temerarios hombres se puso al servicio de los reyes de Britania a cambio de dinero, su misión era combatir junto a los britanos frente a las invasiones Sajonas que se producían en la época a partir del 450 d.C. Los romanos habían abandonado Britania en el declive de su imperio y ésta estaba relativamente indefensa, lo cual aprovecharon Anglos, Jutos y Sajones para invadir la isla. También los Pictos desde Escocia se atrevieron a cruzar el muro de Adriano que separaba Britania de Escocia y que desde antaño impedía sus incursiones en Britania. Los britanos estaban solos frente a estas invasiones y Arturo tuvo ocasión de hacerse famoso en las batallas contra los sajones defendiendo la zona de Gales, donde se habían refugiado los reyes britanos, de los invasores.

El monje Nennius en su crónica” Historia de los Britanos” del 826 d.C. cita a Arturo como un poderoso guerrero que junto a un rey de Britania luchó en 12 victoriosas batallas contra los Sajones hasta lograr la victoria decisiva en la Batalla de Monte Badon en el 516 frente a los Sajones del rey Bretwalda, señor de Sussex. Además afirma que el gran guerrero mató en esta última batalla a 960 hombres (Supongo que ayudado de sus tropas).Una Crónica posterior anónima,”Los Anales Cambrianos”, afirma que Arturo fallece en combate junto a su hijo-sobrino Merdrawt (Mordred) en la Batalla de Calman en el 537 d.C. después de protagonizar un terrible duelo entre ambos.

Así pues el caudillo Arturo luchó en múltiples batallas a lo largo del país para frenar a los Sajones en su proceso de conquista. Tras la batalla del Monte Badon la paz reinará durante un tiempo, pero posteriormente Arturo morirá luchando con su hijo-sobrino Merdrawt, que se había pasado a los Sajones con parte de las tropas de Arturo, traicionando a su padre. Los logros de Arturo consiguieron detener entre 50 y 100 años la capitulación final del pueblo britano, que finalmente fue sometido por los Sajones. Los britanos sometidos generaron todo tipo de leyendas sobre el único hombre que había logrado derrotar a los Sajones y de ahí que Arturo no muera en la leyenda sino que éste esperando en Avalón para regresar un día y expulsar a los Sajones.

Algunas fuentes indican que Arturo podía ser de origen romano y ser el caudillo de auxiliares de caballería excita o sármata del imperio. Las tropas regulares romanas abandonaron Britania en el 409 d.C. Pero es posible que muchos auxiliares decidieran quedarse con sus familias. Pues los modos de pelear al estilo de caballería pesada y el equipo militar de finales del imperio perduraron. Y hay restos materiales que lo acreditan. Aunque el nombre Arturo indica un origen más bien celta gaélico, pues Arturo puede ser proveniente de Arth que significa Oso.

Así pues es un misterio la procedencia del mercenario llamado Arturo, descendiente de auxiliares romanos o gaélico romanizado, pero el caso es que hizo bien su trabajo y detuvo a los sajones, junto a sus mercenarios, entre los que estaban Cei (Keu o Kay en la leyenda) y Bedwir (Bediver o Perceval) ,pero lejos de la caballerosidad de las novelas, Arturo y sus valientes mercenarios (lo mejor de lo peor) combatían como en cualquier guerra en que se juega la supervivencia, a sangre y fuego y sin piedad. Un héroe de carne y hueso, pero todo un héroe, ya que solo él detuvo el avance de las hordas invasoras y mantuvo a Gales libre durante muchos años.

Respecto a Camelot, los historiadores británicos de hoy en día han estado buscando los lugares donde podría haber estado y hay varios candidatos como Camelford en Cornualles, Colchester o el más probable, él situado en South Cadbury Hill. Las excavaciones muestran que Camelot habría sido una fortaleza romana restaurada por un caudillo britano, ya que se han encontrado restos britanos mas recientes que los romanos y obras de mejora y restauración de la misma época.

Otro lugar mítico es Avalon, identificado con la abadía de Glastonbury, donde Enrique II, mandará excavar y encontrará los supuestos restos de Arturo y su reina Ginebra en 1191.Según un cronista de la época que narra los hechos habría una inscripción que pondría :”Aquí yace enterrado el ínclito rey Arturo y su esposa..”. Pero el rastro de los cuerpos se pierde en la historia.

Respecto a Merlín el mago supuestamente se identifica con una especie de druida o bardo de un culto celta, en el cual llamaban a la suma sacerdotisa “la Dama del Lago” y los asistentes masculinos se llamaban merlines, Merlín significaría mensajero de los dioses. Hubo bastantes damas del lago, pero las crónicas no registran cual era el nombre exacto de la que ocupaba el cargo en época de Arturo. En cambio el Merlín de la leyenda se identifica con Taliesín, un jefe tribal que se volvió loco tras ver una masacre en una batalla y que luego se dedicó a ser un merlín. El problema es que existió 70-80 años después de Arturo.

Así pues son numerosas las fuentes que usarían los novelistas y trovadores para forjar la leyenda del rey Arturo tal y como nos ha llegado hoy en día, incluso añadirán la leyenda del grial y leyendas germanas. De un caudillo mercenario pagano crearán a un gran rey cristiano que junto a sus caballeros impondrá justicia. Un modelo a seguir por la cristiandad medieval.

El Cid Campeador

Rodrigo Díaz de Vivar (1043-1099), alias “El Cid” se convirtió en un héroe de “La Reconquista”, símbolo de los valores cristianos de España frente al invasor musulmán en la historiografía típica. Pero el Cid no fue ese tipo de héroe, el Cid fue un hombre de su tiempo, un hombre que luchaba por sobrevivir y por hacer fortuna, en una época no de “Reconquista”, sino de expansión feudal de unos reinos cristianos españoles frente a unos reinos musulmanes igualmente españoles. El Cid fue un héroe para cristianos y musulmanes, pero lo fue porque supo hacer fortuna en base a su calidad como mercenario porque solo él resistió la marea de la intolerancia religiosa almoravide desde su reino de Valencia.


La figura del Cid surge en un contexto de cambio dentro de la España Medieval, tras la desaparición del Califato de Córdoba en el 1008 habían surgido los reinos de Taifas, reinos autónomos creados por los distintos ejércitos del Califato, ejércitos de nobles árabes, ejércitos de mercenarios beréberes y ejércitos de mercenarios eslavos. Los reinos de Taifas destacaron por su alto grado de desarrollo económico y cultural y por su tolerancia en materia religiosa, floreciendo la filosofía. También se caracterizaban por su constante guerrear entre ellas, poco a poco las Taifas más grandes absorbieron a las más pequeñas. Pero las Tafias eran débiles militarmente y solían pedir ayuda a sus vecinos cristianos en los constantes conflictos que mantenían entre sí. La conquista del reino taifa de Toledo en 1085 por obra de Alfonso VI puso de manifiesto la incapacidad militar de los reinos de Taifas hispano-musulmanes para defenderse de los ejércitos cristianos. Los reinos de Taifas eran conscientes de su debilidad militar y habían estado pagando oro a sus vecinos cristianos a cambio de paz y apoyo militar, estos pagos se conocerán como “parias”. Pero los cristianos ya no se contentaban con el oro, aprovechando la desunión de los diferentes reinos de Taifas y las constantes guerras entre ellos, habían aprovechado para expandirse hacia el sur. La conquista de Toledo era la puerta hacía una expansión aún mayor hacia los ricos reinos de los valles del Guardiana y Guadalquivir, objetivo codiciado sobre todo por el reino cristiano de Castilla. La situación de amenaza hizo que el rey Al-Mutamid de la Taifa de Sevilla pidiera ayuda a sus vecinos almorávides del Norte de África. Pero la ayuda saldría cara, los almorávides o “al-murabitum” (defensores del ribbat), eran defensores del rigorismo religioso y la guerra santa, eran fundamentalitas que habían logrado crear un imperio en le norte de África dirigidos por Yusuf-Ibn Tasufin y que pretendían conquistar toda la Península y extender la Jihad. El rico periodo de prosperidad económica y cultural y tolerancia religiosa de los reinos de Taifas llegaba a su fin, siendo sustituido por el fanatismo religioso y la ignorancia. Los almorávides dominarán la península del 1090 al 1172, imponiendo la intolerancia y el rechazo común de cristianos, judíos y musulmanes andalusíes hacia estos beréberes fanáticos y enemigos de la cultura. Solo un hombre resistirá el avance de la Jihad: Rodrigo Díaz de Vivar; El Cid Campeador.

Rodrigo Díaz nació en Vivar, Burgos, en el año 1043. Era un “infanzón”, es decir un miembro de la baja nobleza. Desde muy joven destacó por ser muy hábil en el uso de las armas en los duelos singulares, eso le valió gran fama y ser conocido como “Campidoctor” o Campeador. Esta habilidad le hizo ascender en la corte del rey Sancho II de Castilla y llegar a ser “alférez del reino”, es decir ser el portaestandarte del Rey. Como alférez del reino combatió al lado del rey Sancho II en las guerras contra sus hermanos Alfonso y García para incorporar los reinos de León y de Galicia al reino de Castilla. Pero el rey Sancho II fue asesinado mientras asediaba Zamora en el año 1072. Rodrigo ejerciendo como alférez del reino hizo jurar en Santa Gadea, Burgos, a Alfonso, el hermano del rey, que no había participado en el asesinato de Sancho II, como condición para jurarle lealtad como rey. El nuevo rey Alfonso VI se dispondrá a coger las riendas de un reino de Castilla fuerte y unificado por la acción de su difunto hermano.

Pero la situación para Rodrigo con el nuevo rey es difícil, el rey se rodea de la nobleza más alta, una nobleza que desprecia a los infanzones como Rodrigo. El único honor que recibirá por parte del rey es el matrimonio con Jimena Díaz hija del conde de Oviedo y sobrina del rey en el 1074. La alta nobleza se ensañará siempre con Rodrigo que se ve relegado a los cargos más bajos y acusado varias veces de delitos, como quedarse con dinero del rey durante el cobro de “parias” a los reinos de Taifas tributarios de Castilla. Una incursión de saqueo, no autorizada por el rey, en tierras de Toledo en 1081 le acarreará el destierro del reino, a instigación de su enemigo dentro de la corte, García Ordóñez, conde de Nájera.

Tras ser desterrado, Rodrigo como hombre de mundo, se dedicará a ser mercenario y se pondrá junto con sus tropas al servicio del rey musulmán Al-Muqtadir de Zaragoza. Tras la muerte de ése rey sus hijos Al-Mutamín y Al-Hachib se disputarán el poder, Rodrigo, conocido ya como “Cidí” o mió Cid, un titulo musulmán que equivale a señor de mercenarios, se pondrá al lado de Al-Mutamín que controla Zaragoza y se enfrentará a Al-Hachib, que domina la taifa de Lérida, auxiliado por el conde de Barcelona y el rey de Aragón-Navarra, a los cuales derrotará en el 1082. Tomando prisionero al conde de Barcelona, Ramón Berenguer “El fraticida” durante la lucha y obteniendo un gran rescate por su liberación. Posteriormente Zaragoza será invadida por las tropas de Castilla y El Cid se negará a combatir contra su anterior rey. Una decisión que será respetada por su señor Al-Mutamín.

La caída de Toledo en manos de Alfonso VI en el 1085 será un hecho trascendental, pues provocará la intervención almoravide. La gran victoria almoravide en Sagrajas en el 1086 destrozará al ejército castellano y acabará con gran parte de la primordial nobleza castellana. Una de las consecuencias de la victoria almoravide es que el rey Alfonso decida perdonar al Cid y pedir su ayuda para defender la taifa de Valencia, reino vasallo de Castilla. Pero el retraso del Cid en socorrer al castillo de Aledo, Murcia, sitiado por los almorávides en el 1089 hará que nuevamente sea desterrado. El rey se enfado tanto que no quiso escuchar el juramento de El Cid de inocencia.

Tras el nuevo destierro El Cid se dedicó de nuevo a intervenir en las guerras entre las taifas de Zaragoza y Lérida. Venciendo y apresando de nuevo al conde de Barcelona, aliado de Lérida, en la batalla del pinar de Tobar, en el 1090. Sus constantes éxitos como mercenario le llevan a ponerse al servicio de Al-Qadir de Valencia. Tras el asesinato de este monarca por partidarios de los almorávides, el Cid ocupará la ciudad y establecerá su propio protectorado sobre la ciudad, actuando como un rey. Como “protector” del reino de Valencia gobernará a sus súbditos musulmanes según las leyes musulmanas y su gobierno será muy bien considerado por los cronistas musulmanes de la ciudad. Además establecerá una alianza contra los almorávides con su anterior prisionero el conde de Barcelona y con el rey Alfonso para proteger la ciudad. El Cid derrotará a los almorávides comandados por su gran jefe Yusuf en las batallas de Cuarte en el 1094 y en Bairén en el 1097. Siendo el único capaz de derrotar militarmente a los almorávides y salvando Valencia de la ocupación.

En sus últimos años el Cid se dedicó a casar a sus hijas y establecer alianzas, nombró obispo de Valencia al cluniacense Jerónimo de Perigord en el 1098 y casó a su hija María con el nuevo conde de Barcelona, Ramón Berenguer III, hijo de su tantas veces prisionero, Ramón Berenguer II. A su otra hija, Cristina la casó con Ramiro de Navarra y será la madre del futuro rey García de Navarra. En el 1099 moría Rodrigo. Tras su muerte, su viuda Jimena logró defender la ciudad durante casi tres años, pidió ayuda al rey Alfonso, pero éste no pudo mantener la ciudad y la abandonó tras incendiarla en el año 1102 llevándose el cadáver del Cid al monasterio de San Pedro de Cardeña, en Burgos.

El contraste entre las siete espantosas derrotas que sufrió Alfonso VI entre 1086 y 1107 con sus importantes ejércitos nobiliarios a manos de los almorávides y las victorias del Cid en 1094 y 1097 con un puñado de caballeros de la baja nobleza y mercenarios causó una gran impresión entre sus contemporáneos cristianos y musulmanes. Especialmente será reivindicado por los nobles castellanos, desplazados del poder por los nobles leoneses tras la llegada de Alfonso VI. El Cid fue el único guerrero que derroto a los fanáticos almorávides en el campo de batalla. El conde Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, fue un mercenario gran parte de su vida, pero un mercenario que actuó siempre con honor, lo que le convierte en un héroe es su valentía y su forma de ser consecuente con su honor y con los tiempos que le tocó vivir.

Hattori Hanzo

Hattori Hanzo (1541-1596), líder del clan ninja de Iga, fue uno de los mejores y más poderosos guerreros ninja de Japón en la tumultuosa época de finales del siglo XVI.
El guerrero ninja o “shinobi” era un guerrero de elite, instruido en el “ninjutso” o “Arte del Sigilo”, su principal labor era recabar información espiando al enemigo, tender emboscadas a tropas de soldados aisladas, asaltar suministros, envenenar pozos de agua y lo más importante: asesinar sigilosamente a jefes y oficiales enemigos para desaparecer después sin dejar rastro. Hattori Hanzo será una pieza clave en el ascenso de Ieyasu Tokugawa, al trono de Japón, demostrando que los guerreros de las sombras eran los más terribles enemigos a que se podían enfrentar los guerreros samurai.



Hattori Hanzo se crió dentro del “Clan Hattori”, ubicado en la agreste y montañosa región de Iga, situada en el centro de Japón. Los clanes ninja de Iga por un lado y de Koga por otro eran independientes y se dedicaban a alquilar sus servicios a los señores samurai, los cuales estaban casi siempre enzarzados en constantes guerras feudales.

Oda Nobunaga en su camino hacia la unificación de Japón decidió someter a su autoridad a los clanes ninja de Iga y Koga. El ataque de Nobunaga se saldó con una destrucción masiva, convirtiendo Iga en un montón de escombros humeantes. Las 80 familias que sobrevivieron al feroz ataque de desperdigaron por todo Japón, buscando un señor que les brinde protección a cambio de sus servicios como guerreros shinobi. El clan Hattori recibirá la protección de la familia Tokugawa señores de la provincia de Mikawa.

Masanari Hattori, nombre original de Hattori Hanzo, nació en Mikawa en el año 1541. Su padre era Yasunaga Hattori, quien tras escapar de Iga se puso al servicio de Matsudaira Hirotada, señor de Mikawa. Hattori Hanzo fue por tanto un ninja criado en Mikawa en vez de en Iga, pero esta crianza lejos de Iga fue compensada con un entrenamiento muy riguroso. Ya a la temprana edad de 8 años comenzó sus estudios y entrenamiento en artes marciales en el monte Kurama, al norte de la ciudad imperial de Kyoto. El joven destacó enormemente en sus entrenamientos y a la temprana edad de doce años ya era todo un experto en las artes del ninjutso. Además, su padre, Yasunaga Hattori, le instruyó en la filosofía del “Ninpo”, el código de honor de los guerreros ninja.

A la edad de 16 años Hattori Hanzo recibió el sobrenombre de “Oni Hanzo” o“Hanzo el Demonio”, tras demostrar una gran habilidad guerrera en la campaña militar que realizó el nuevo señor de Mikawa, Ieyasu Tokugawa, contra el clan Uzichijo en Mikawa.

Hattori Hanzo había crecido bajo el amparo y protección de los nobles señores de Mikawa, debido a eso tenía un gran afecto y una fidelidad total hacia el señor Ieyasu Tokugawa, pese a que este era aliado de Oda Nobunaga, el destructor de Iga. Ieyasu Tokugawa conseguirá aumentar su poder al anexionarse algunos territorios rivales, conquistas que fueron posibles gracias a sus alianzas con varios clanes de provincias vecinas y sobre todo gracias a su alianza con Nobunaga. Hattori Hanzo destacará sobremanera en la batalla de Anegawa librada en 1570 contra los clanes Azai y Asakura y en la batalla de Mikatagahara, librada en 1572 contra el poderoso clan Takeda. Hattori Hanzo solía pelear con una lanza “Yari” en el campo de batalla, la lanza de Hanzo pesaba unos 12 kg y medía un total de 4.38 metros, de los cuales 1.28 metros correspondían a la mortífera hoja de 5 centímetros de ancho. Hanzo según las fuentes de la época era todo un experto en su manejo, siendo capaz de mover la lanza a una increíble velocidad, lanzando certeros golpes que sus enemigos apenas conseguían ver y menos detener.

El 21 de Junio de 1582 el general Mitsuhide Akechi traicionó a su señor Oda Nobunaga y lo asesinó en el templo de Honoji. Ieyasu Tokugawa, al igual que otros generales de Nobunaga, fue considerado “proscrito”, es decir fue sentenciado a muerte por las tropas de Mitsuhide Akechi, las cuales comenzaron a buscaban para matarle. Ieyasu Tokugawa se encontraba de viaje en Sakai cuando se enteró de la noticia de la muerte de Nobunaga y de que las tropas de Akechi buscaban su cabeza. Tokugawa viajaba con muy pocos guardias y su situación era desesperada, ya que no podría resistir un ataque enemigo. Pero Hattori Hanzo saldrá en ayuda de su señor y se encargará de la difícil misión de conducir a Tokugawa de vuelta sano y salvo a Mikawa. Contando con la valiosa colaboración de un ninja de Koga llamado Taro Shiro, Hattori planeó llevar a su señor de vuelta a Mikawa atravesando la agreste región de la reconstruida aldea de Iga, una zona sumamente peligrosa ya que estaba infestada de bandidos. Hattori Hanzo, haciendo valer sus derechos como líder de los clanes ninja de la aldea de Iga, formó un pequeño ejercito con los 300 mejores guerreros ninja de Iga, estos hombres se encargarían de guiar a Ieyasu Tokugawa en su camino hacia Mikawa, encargándose de eludir las patrullas enemigas y de proteger a su señor de cualquier posible peligro despejando el camino a su paso. Tras llegar a salvo a Mikawa, Ieyasu reclutará un ejército compuesto por mas de 400 ninjas de elite, entre ellos los ninja de Iga y Koga que le habían asistido durante su viaje hasta Mikawa. Este ejército de elite, llamado el grupo “Hassenshi”, será comandado por Hattori Hanzo, el cual a partir de entonces será conocido como “Iwami No Kami” o “El fantasma”.

En 1590 Hattori Hanzo encabezará el asalto que las tropas de Ieyasu Tokugawa realizaron sobre el castillo de Edo. Hattori con su grupo de tropas ninja tomó la puerta trasera del castillo, permitiendo la entrada del ejército para el asalto final. Tras su caída el castillo de Edo se convertirá en la nueva residencia de Tokugawa y posteriormente en su capital del shogunato. Tras el combate, Hattori fue premiado con la propiedad de las tierras de los alrededores del castillo, además, la puerta trasera del Castillo de Edo fue bautizada con el nombre de “Hanzo Mon”. Las tropas de Hattori serán también premiadas, siendo nombradas como tropas de la guardia principal del castillo Edo. Hattori además será premiado con la fama eterna, ya que será considerado en las fuentes de la época uno de los cinco mejores generales de Tokugawa.

Pero la brillante carrera de Hattori Hanzo será truncada por los ninja de Kotaro Fuma el 4 de diciembre de 1596. Hanzo había partido con sus hombres para repeler el ataque y el saqueo de aldeas que estaban desencadenando los ninja de Fuma, pero estos consiguieron huir hacia el mar. Hattori Hanzo se embarcó y partió en su persecución, pero los ninja de Fuma eran mejores marineros y tras una ardua lucha en el mar, consiguieron hundir los botes de Hanzo y sus hombres. Mientras Hanzo y los suyos nadaban hacia la orilla, los ninja de Fuma se les adelantaron en sus botes y vertieron aceite muy inflamable en el agua, prendiéndolo posteriormente fuego y originando un gran incendio. Hattori Hanzo y sus hombres no pudieron hacer nada para evitar el fuego y murieron abrasados por las potentes llamas.

El gran guerrero tuvo un final indigno de sus capacidades, pero su fama como shinobi ya era inmortal. Su hijo Masanari le sucedió en el mando de las tropas ninjas, las cuales tendrán un importante papel realizando varias exitosas emboscadas y ataques sorpresa en la épica y decisiva batalla de Sekigahara, el 21 de Octubre de 1600, batalla en la cual Tokugawa se impuso a los señores que le disputaban el trono de Shogun de Japón.

Tras el triunfo de Tokugawa y la llegada de la paz, estos guerreros ya no serán tan necesarios como antaño y a partir de entonces sufrirán un gran declive.

En la época de Hattori Hanzo muchos ninjas jugaban a la ambivalencia, trabajando para el mejor postor y no dudando en traicionar al señor que les contrataba, pero Hattori recuperó el sentido del honor de los ninjas y le guió por el camino del Ninpo hacia la superación de sus limitaciones físicas y mentales.

Josheph Orville Shelby





El general confederado Josheph O. Shelby
(
1830-1897) es uno de los mejores comandantes de caballería de la historia y una de las figuras de la Guerra Civil de Estados Unidos (1861-1865) menos conocida fuera de ese país. A medio camino entre aristócrata y líder guerrillero, Shelby fue un personaje indomable, dotado de gran atrevimiento y de un valor casi suicida. Sus exitosas correrías y ataques relámpago contra el ejército de la Unión le convirtieron en un ídolo para los soldados del Sur. Una leyenda viviente que pasaría a la posteridad por su rebeldía y por no rendirse nunca.
Hoy en día, gracias a la prevalencia de lo “políticamente correcto”, se juzgaría a Shelby por lo controvertido de sus ideas tradicionalistas y por su defensa de la esclavitud y de un modo de vida que nos es tan ajeno. Pero a la hora de abordar una biografía siempre hay que pensar en los tiempos en los que le tocó vivir al protagonista y “meterse en su piel” para poder juzgarle. Lejos de valoraciones morales, yo valoro a Shelby por una simple razón: era un hombre que se atrevía a todo y como dice el lema de los SAS: “who dares wins…”



1 – Introducción:

La Guerra Civil de Estados Unidos o Guerra de Secesión (1861-1865), es un conflicto bélico sumamente interesante y relativamente poco conocido fuera de EEUU. Por otro lado este conocimiento muchas veces se ve reducido a tópicos surgidos de las aportaciones del cine. Todo el mundo concuerda en que la guerra entre los estados del norte de Estados Unidos y los estados del Sur fue desatada por la intención del presidente Abraham Lincoln de abolir la esclavitud. Algo que perjudicaba enormemente a los estados del Sur, que dependían de la mano de obra esclava para sostener su agricultura latifundista. Pero aparte de eso, la verdadera causa del conflicto era la lucha entre la idea de los norteños de tener un país más unificado y moderno y la idea de los estados del sur de vivir con gran autonomía e independencia. Es en definitiva un conflicto en el que se enfrentan el pasado y el futuro, el mundo aristocrático agrario y el mundo industrial, el sistema económico esclavista con el sistema capitalista, es un fin una época de grandes cambios en la que Estados Unidos comenzará el camino hacia la modernización que lo convertirá en la mayor potencia mundial.

Aparte de esto y desde el punto de vista militar, la Guerra Civil de Estados Unidos es muy interesante ya que en ella se produce una gran evolución, se pasa de hacer la guerra al estilo napoleónico a una guerra total y moderna. Una guerra que deja entrever el estilo que años después conocerá Europa durante la Primera Guerra Mundial.

Una vez presentado a grandes rasgos el contexto y la época en que le tocó vivir al personaje protagonista de este artículo es hora de hablar propiamente de él.

2 – Joseph Orville Shelby:

Joseph O. Shelby nació el 12 de diciembre de 1830 en Lexington, en el estado de Kentucky, EEUU. Su familia era una de las más ricas y poderosas del estado y gracias a ello Shelby se crió en la abundancia y recibió la mejor educación posible en la época. Sin embargo no todo sería felicidad, a los cinco años su padre falleció y posteriormente su madre se caso con Benjamin Gratz, un manufacturero del cáñamo, quien pasaría a ser su padrastro. Del resto de su infancia se sabe poco más, cuando llego a la adolescencia Shelby acudió a la Universidad de Transilvania, en Lexington, y a diferencia de la mayoría de jóvenes de alta sociedad de la época tras finalizar sus estudios no se enroló en el ejército o la milicia del Estado para ser oficial. Siguiendo la tradición empresarial de la familia en 1849 se trasladó a Missouri, para trabajar en la factoría de su padre adoptivo, en la cual se procesaban para convertirla en fibra, sogas, papel, medicinas, ect…Posteriormente, los productos manufacturados eran trasladados por el rio en barcos de vapor. Gracias a este rápido medio de transporte y a la mano de obra esclava el negocio era sumamente productivo y generaba una gran riqueza.

En 1852 Shelby heredó una gran cantidad de dinero y se trasladó a la pequeña villa de Waverly, en el condado de Lafayette, de Missouri. Allí Shelby compró una gran cantidad de tierras y las convirtió en grandes plantaciones de cáñamo, de maíz y en ranchos para la cría de ganado. También estableció una factoría dedicada a la transformación del cáñamo en sogas. Por otro lado, Shelby era un excelente jinete y los caballos eran una de sus mayores pasiones, así que estableció también en sus tierras un criadero de caballos pura sangre.

En 1858 Shelby se caso con Elisabeth Shelby, una prima lejana que recientemente había emigrado a Missouri con su familia, con la cual tendría 6 hijos. En aquel tiempo Shelby vivía en la prosperidad y era uno de los mayores propietarios de esclavos del Estado, pero pronto cambiaría todo esto cuando ese mismo año comenzaron disturbios en el territorio de Kansas entre abolicionistas de la esclavitud y pro esclavistas. La mayoría de pro esclavistas estaban apoyados por sus vecinos de Missouri y entre sus líderes estaba Shelby.

El apoyo de Shelby a los pro-esclavistas era fácilmente comprensible (aunque quizás moralmente condenable), si tenemos en cuenta que toda su economía y prosperidad se basaba en la mano de obra esclava, con los bajos costos de producción que dicha práctica conlleva. Si en Kansas ganaban los abolicionistas era de prever que sus ideas e influencia se extendieran al cercano Missouri y que los negocios de los grandes terratenientes latifundistas se vieran afectados. Sin esclavos sus costes de producción se incrementarían muchísimo y eso era algo que Shelby y los demás terratenientes no estaban dispuestos a consentir. Pronto ambos bandos recurrieron a la violencia y las correrías de jinetes de ambos bandos, unos para liberar esclavos y quemar plantaciones y otros para vengarse, causaron el caos por todo el territorio.
En estas correrías aprendería Shelby a combatir, a cabalgar sin descanso, a atacar y a huir para atacar en otro sitio. Lecciones que le servirían de mucho en la guerra que se estaba gestando y que el triunfo electoral de Lincoln y los abolicionistas finalmente desató.

El 20 de diciembre de 1960, Carolina del Sur promulgo su secesión de los Estados Unidos, a esta proclama seguiría toda una oleada de secesiones de estados del sur que se separarían de los Estados Unidos de América para fundar los Estados Confederados de América. En 1861 la tensión entre ambos bandos finalmente se desató y estalló la guerra total entre los estados del norte, partidarios de la Unión Federal y los estados confederados del sur.

En Missouri, el gobernador del estado, Claiborne Fox Jackson y los grandes terratenientes algodoneros eran partidarios de la secesión, pero varias de las grandes ciudades, como Columbia y Saint Louis, donde la población inmigrante alemana, de ideología abolicionista, era mayoritaria, no estaban a favor de la secesión. El 10 de mayo de 1861 las tropas federales al mando del capitán Nathaniel Lyon y la milicia alemana reprimirían sangrientamente a un grupo de secesionistas que pretendían asaltar el arsenal federal en Saint Louis. Este acto provocó que finalmente el gobernador se decidiera a proclamar la secesión de los EEUU y a reunir partidarios para crear un ejército estatal. Sin embargo en junio las tropas federales derrotaron al gobernador y pasaron a controlar el río Missouri y la mayor parte del estado. Tan solo el suroeste del estado quedaría en manos secesionistas.

Mientras tanto, Shelby se dedicaba a comprar armas y municiones para crear con su dinero su propia unidad militar, 43 hombres que formarían la: ”Caballería del condado Lafayette”. Una vez preparados, Shelby y sus hombres se unirían a las milicias secesionistas del mayor general Sterling Price, un veterano de la guerra entre EEUU y México, junto a las cuales libraría su primera batalla contra los federales: la batalla de Carthage (Cartago en español).

El 5 de julio de 1861 unos mil soldados federales al mando del coronel Franz Siegel, inmigrante alemán, se dirigieron al pueblo de Carthage para enfrentarse a los rebeldes secesionistas. Pese a que los secesionistas tenían casi cuatro mil hombres para responder al ataque federal, carecían de armas y de disciplina y fueron presa fácil de las bien entrenadas tropas federales. Solo la intervención de Shelby, con tan solo 100 soldados de caballería pudo salvar la situación. Shelby y sus jinetes se infiltraron a través del flanco izquierdo del devastador avance federal y comenzaron a atacar la retaguardia del ejército federal, su artillería y su columna de suministros. Siegel, que estaba a punto de ganar la batalla, se vio completamente sorprendido y ordenó la retirada. Las tropas de Shelby continuaron hostigando a los federales mientras estos se retiraban. Su táctica era sencilla y demoledora, la velocidad de sus caballos les permitía adelantar a la infantería federal, luego los hombres desmontaban y preparaban una emboscada, tras lanzar varias descargas de disparos volvían a montar y se retiraban para continuar de nuevo sus ataques en otro punto. Gracias a Shelby los confederados ganaron la batalla y se salvaron de lo que parecía un desastre inminente.

Tras la batalla, el mayor general Price se dio cuenta que sus milicianos no estaban preparados para enfrentarse en campo abierto a los federales y se retiró hacía sus cuarteles en el suroeste del estado para iniciar un entrenamiento intensivo de sus hombres. A Shelby y sus 100 hombres le encargo la misión de buscar nuevos reclutas y suministros, pero con el resto de Missouri infestado de tropas federales la tarea no era nada fácil y Shelby se dedicó más a desgastar a los federales con sus tácticas de “golpear y huir” que a buscar reclutas. Sus acciones guerrilleras se saldaron con un éxito rotundo cuando Shelby consiguió apresar un barco de vapor que transportaba sacos de harina del ejército federal por el río Missouri. Shelby se quedo con una parte del botín para abastecer a sus hombres y el resto de sacos de harina los repartió entre sus vecinos de Waverly.

Semanas después, Shelby se unió de nuevo al ejército del mayor general Price para participar en el ataque con el que este pretendía conquistar la ciudad de Springfield.
Sin embargo, gracias a sus espías, los federales se enteraron de los planes de Price y se adelantaron a estos. El 10 de agosto de 1861, el comandante federal Nathaniel Lyon decidió atacar el campamento confederado en Wilson`s Creek. Pese a que Price contaba con 11.000 soldados y las tropas federales eran tan solo 5.400, el comandante
Lyon decidió arriesgar el todo por el todo y dividió a sus tropas en dos columnas para realizar una maniobra de pinza sobre los confederados con el objetivo de rodearles y capturar o matar al mayor número posible. Las tropas de la unión avanzaron por las colinas dominantes y obligaron a los confederados a un enorme esfuerzo para detener su maniobra de pinza. Shelby y sus hombres cargaron colina arriba pero fueron rechazados, sufriendo grandes pérdidas. Solo las continuas y costosas cargas de infantería confederada consiguieron detener a los federales. Poco después, el comandante Lyon cayó muerto en combate y las tropas de la Unión se retiraron de la sangrienta batalla.
Pese a obtener de nuevo la victoria, los confederados se dieron cuenta de lo costosa que esta batalla había sido para su infantería y de las numerosas vidas que se habría podido salvar si hubieran tenido artillería con la que desalojar de las colinas a los federales. A partir de entonces Shelby decidiría que su mayor prioridad sería conseguir cañones para el ejército de Price.

Mientras el general Price se dedicaba a la conquista de Lexington, Shelby lanzó una nueva expedición al territorio ocupado por los federales con el objetivo de reclutar nuevos voluntarios entre la población local, simpatizante con su causa y de paso causar tantos daños como pudiera al ejército enemigo. Tras lograr sus objetivos, Shelby y sus hombres, conocidos ya como la “Brigada de Hierro” ,se reunieron de nuevo con el ejercito de Price para participar en la batalla de Pea Ridge.

La batalla de Pea Ridge, librada entre el 6 y el 8 de marzo de 1862, se saldaría con una contundente derrota para los confederados. Poco después el general Price y sus tropas serían trasladados al frente del este para combatir al lado de las tropas del general Lee.
Por su parte, Shelby pasaría a formar parte de las tropas del general Marmaduke, junto a las cuales participaría a comienzos de 1863 en dos grandes incursiones en territorio enemigo. Estas dos incursiones se saldarían con costosas y trágicas derrotas, ya que Marmaduke era un líder bastante incompetente.

Al comienzo del verano de 1863, Shelby participó en una ofensiva confederada contra la ciudad de Helena. Esta operación pretendía amenazar las líneas de suministros del ejército federal comandado por el general Grant, el cual estaba avanzando imparablemente hacía la ciudad de Vicksburg, cuya importancia estratégica era vital para la supervivencia de la Confederación. La batalla por la ciudad de Helena se saldó con un estrepitoso fracaso que causo numerosas bajas. Shelby fue herido de un disparo en el brazo y estuvo convaleciente en el hospital varias semanas.

El 4 de Julio de 1863 el ejército federal de Grant conquistaba la ciudad de Viksburg y la Confederación quedaría partida en dos mitades, este y oeste. Todo parecía perdido y la sensación de derrota se extendía sobre los confederados del oeste, pero el indomable Shelby, para entonces comandante del 5º regimiento de caballería confederada, mantenía la fe en derrotar a los unionistas y reconquistar Missouri.
Es entonces cuando lanzó su gran raid sobre Missouri, la mayor incursión tras las líneas enemigas realizada durante toda la guerra.

3 – El Gran Raid de Shelby:

 

El plan de Shelby era sencillo, cabalgaría hacia Missouri con su Brigada de Hierro; 750 hombres, 2 cañones y una abundante caravana de suministros, con objeto de causar el mayor número de daño posible y distraer el mayor número posible de tropas federales de la importante ofensiva que estaban lanzando contra Chatanooga en Tennessee. Como objetivo secundario, Shelby planeaba conquistar la capital del estado de Missouri para causar un gran impacto y levantar la moral de los confederados. Por último, el raid serviría para reclutar el mayor número posible de simpatizantes que vivían bajo la ocupación federal.

Así escrito la cosa puede parecer relativamente sencilla, pero si tenemos en cuenta que Missouri estaba ocupado por más de 60.000 soldados federales bien armados y entrenados y cerca de 50.000 milicianos (compuestos por voluntarios partidarios de la unión, reclutas forzosos, desertores confederados y delincuentes que buscaban redimirse) la tarea no parece tan sencilla. Mas si tenemos en cuenta que Shelby tenía que llegar a Missouri sin ser detectado por las numerosas patrullas enemigas.
Lo más curioso de todo es que Shelby no realizó ningún plan de ataque detallado, sino que decidió improvisar sobre la marcha. La velocidad, la sorpresa, el conocimiento del terreno y el apoyo de simpatizantes y amigos en territorio enemigo serían sus armas.

El 21 de septiembre de 1861 el plan de Shelby recibió la aprobación formal de su superior, el general Price, y se puso en camino hacía Missouri. La vanguardia de sus tropas estaba formada por los exploradores del mayor Ben Elliot; 100 soldados de elite reclutados entre los veteranos más duros y que llevaban más tiempo con Shelby. Para no causar sospechas los exploradores estaban vestidos con uniformes de la Unión e incluso llevaban una bandera federal capturada. Muchos otros hombres de Shelby también recurrían al mismo subterfugio de vestirse con uniformes enemigos, algo útil para pasar desapercibidos en territorio enemigo pero que significaba el fusilamiento como espías en caso de ser capturados.

El 26 de septiembre, mientras atravesaban Arkansas, los exploradores de Shelby encontraron el campamento de unos 200 bandidos y desertores unionistas que se dedicaban a causar el terror sobre la población civil de la zona. Shelby atacó el campamento de los bandidos y acabó con la mayoría de ellos sin tener piedad. De esta forma limpió la zona de bandidos y ayudó a la población civil, pero fue un movimiento que le hizo llamar innecesariamente la atención. Al día siguiente, mientras se dirigían hacía el rio Arkansas para buscar un paso los exploradores de Shelby se tropezaron con una patrulla de 50 soldados del 1º regimiento de infantería de Arkansas con los que tuvieron una breve escaramuza forzándoles a huir. Poco después la brigada de Hierro cruzaba el río Arkansas pero para entonces la sorpresa se había perdido y el territorio enemigo se encontraba en alerta. Obviamente Shelby se preocupo mucho ante la posibilidad de que los soldados federales enviaran tropas en su persecución, pero la suerte le favoreció. Pocos días después se enteró por sus espías de que el alto mando federal había subestimado la importancia de la escaramuza y no enviaría tropas para buscar la columna de Shelby.

La fortuna seguiría sonriendo a Shelby ya que el 30 de septiembre se unieron a sus fuerzas 200 voluntarios de Arkansas y Missouri reclutados por el coronel DeWitt Hunter y el 2 de octubre se unirían otros 400 hombres reclutados por el coronel John Coffee. Así pues la primera parte de la campaña marchaba bastante bien, Shelby había llegado a Missouri sin ser descubierto y sus fuerzas ahora consistían en 1350 soldados.

El 3 de octubre Shelby atacó por sorpresa Neosho, el mayor deposito de suministros federal de la zona. El depósito estaba defendido tan solo por 300 hombres, que se rindieron tras un breve combate. La captura del depósito proporcionó a Shelby un gran botín: 400 caballos, suministros médicos, munición y cientos de revolvers y carabinas con los equipar a los voluntarios recién llegados. También había un gran número de uniformes federales que Shelby usó para vestir al resto de sus tropas. Ahora todos los hombres de Shelby estaban perfectamente disfrazados de federales con lo que su infiltración en territorio enemigo sería más fácil.

Los días 5 y 6 los hombres de Shelby destruyeron tres localidades defendidas por las milicias federales, haciéndolas rendirse o huir, y capturaron 30 carros de suministros.
Estos continuos ataques hicieron reaccionar por fin al mando federal del estado que ordenó al coronel Edwards perseguir con sus 1250 hombres y tres cañones a la columna de Shelby mientras el brigadier general Thomas Davies reunía a su brigada de caballería para defender el acceso al río y cortar así cualquier posible retirada de Shelby hacía Arkansas. Shelby por su parte continuó con su raid, atacando la localidad de Warsaw, situada sobre el río Ontage, la cual fue tomada tras hora y media de duros combates. Tras capturar de nuevo numerosos suministros y llevarse el dinero del banco local la columna de Shelby cruzo el rio para continuar su incansable marcha. En 15 días habían recorrido más de 300 millas(483 km), todo un record teniendo en cuenta la lentitud de los carros de suministros que les acompañaban.

Los destacamentos federales de la zona tuvieron una reacción más rápida que sus predecesores y marcharon hacía Warsaw a toda velocidad esperando interceptar a Shelby pero solo lograron capturar a un par de exploradores. Cada vez más tropas de la Unión eran apartadas de la ofensiva de Chattanooga para buscar a Shelby, con lo cual, el plan de éste de distraer el mayor número posible de enemigos de dicha ofensiva comenzaba a dar sus frutos.
El 9 de octubre Shelby envió 100 de sus hombres, bajo el mando del capitán James Wood para destruir el puente de ferrocarril sobre el rio Lamine y cortar así una importante ruta de abastecimiento de las tropas de la Unión. Dada su importancia, el puente había estado bien fortificado al inicio de la guerra pero el avance federal había generado que en esos momentos se hubiera descuidado su defensa y solo había 28 hombres defendiéndolo. Por si fuera poco, James Wood encontró a la mayoría de estos defensores durmiendo y volar el puente fue un juego de niños.

A este demoledor golpe a las tropas de la Unión siguió el ataque de otro grupo de exploradores de Shelby contra las vías del ferrocarril y el telégrafo a lo largo de 30 millas, destruyendo las estaciones de aprovisionamiento y los depósitos de agua.
Mientras sus exploradores causaban el mayor daño posible en las líneas de suministro, Shelby y el resto de sus hombres derrotaban a las guarniciones de Tipton y Siracuse para después continuar su camino hacia la capital del estado, Jefferson City, la cual ahora estaba a tan solo 40 millas(64 km).

Cuando los exploradores de Shelby se acercaron a Jefferson City comprobaron que los federales habían preparado a conciencia su defensa: contaba con una guarnición de 8.000 soldados y buenas fortificaciones. El sueño de Shelby de tomar la capital del estado se había vuelto irrealizable, así que decidió cambiar de objetivo y dirigirse hacia la ciudad de Boonville, situada a tan solo 20 millas al norte(32km).

El 11 de octubre la columna de Shelby entró en Boonville, siendo recibidos como héroes por la población local. La entrada de Shelby en la ciudad había pasado desapercibida para los soldados federales hasta que el barco de vapor federal “Isabella” se acercó a la localidad y fue recibido a cañonazos por los hombres de Shelby. El Isabella pudo regresar a sus líneas y comunicar las noticias por telégrafo, alertando así a todas las fuerzas federales de la zona. El brigadier general Egbert Brown, comandante general de la milicia del estado de Missouri, vio una oportunidad de oro de atrapar a Shelby en Boonville y se dirigió a marchas forzadas hacia la localidad con 1.600 hombres y 6 cañones. Mientras Brown avanzaba por el este, estaba previsto en el plan de los unionistas que el brigadier general Thomas Ewing, comandante del distrito fronterizo entre Kansas y Missouri, se acercara por el oeste y el teniente coronel Bazeal Lazear por el sur. Con el ancho rio Missouri al norte y tropas federales aproximándose por todas partes, si la Brigada de Hierro de Shelby no abandonaba rápidamente Boonville, serían cercados y aniquilados.

Gracias a sus espias, Shelby se enteró de la trampa que se estaba tendiendo a su alrededor y se dispuso a hacer los preparativos para abandonar Boonville llevándose el mayor numero de suministros posible. Pero mientras se preparaban para la marcha, las tropas federales del teniente coronel Lazear llegaron a la ciudad y empezaron los combates. Shelby actuó con suma rapidez: ordenó al coronel Hooper y 200 hombres detener a las tropas de Lazear el mayor tiempo posible mientras el resto de la columna escapaba hacia el oeste.

Al día siguiente, 12 de octubre, las tropas de Lazear volvieron a aparecer en escena, atacando el campamento confederado. Lazear no tenía hombres suficientes para derrotar a la Brigada de Hierro, pero pretendía entretenerla lo suficiente para que llegara la columna de Brown. Sin embargo, Brown había pensado que Shelby había partido de Boonville hacía el este y lo estaba esperando en esa zona. La falta de comunicaciones apropiadas entre las tropas de Lazear y Brown permitieron a Shelby escapar de nuevo hacia el oeste cruzando sin oposición el río Lamine por el vado de Dug Ford. Según los planes federales, las tropas federales del brigadier general Ewing deberían haber estado allí para impedirle cruzar el río Lamine y acabar de cerrar la trampa, pero Ewing había estado demasiado ocupado combatiendo a los guerrilleros confederados de Kansas. Viendo en la ausencia de Ewing una oportunidad de oro para librarse de sus perseguidores, Shelby decidió emboscar a las tropas de Lazear, que seguían persiguiéndoles de cerca, en el vado de Dug Ford. Unos 200 soldados, al mando del mayor Gordon se escondieron entre la maleza y abrieron fuego concentrado sobre la caballería federal cuando cruzaba por el vado. Los federales sufrieron más de 100 bajas, entre muertos y heridos, y tuvieron que emprender la huida, mientras que los confederados de Gordon solo tuvieron que lamentar un par de heridos. Mientras los hombres de Shelby emboscaban a las tropas de Lazear, el general Brown se dirigía a marchas forzadas a la zona y tras cruzar el río Lamine al sur del vado se dispuso a enfrentarse a Shelby en una verdadera batalla.

Shelby estaba acampado en el cruce de Merril, cerca de la localidad de Marshall, y aunque la llegada de Brown lo había pillado por sorpresa, rápidamente uso sus cañones para retrasar el avance federal mientras sus hombres se preparaban para replegarse. Por su parte, Brown había conseguido entablar contacto con la columna de Lazear y le ordenó que avanzara por el flanco y ocupara con sus hombres el pueblo de Marshall para cortar la retirada a Shelby. Al amanecer del 13 de octubre la columna de Lazear, con 1020 hombres y dos cañones, estaba ya posicionada en las afueras de Marshall y hacía la función de yunque. El martillo sería la columna de Brown con 1.800 hombres y 6 cañones. Atrapada entre ambas fuerzas, la columna de Shelby solo tenía una opción, cargar contra las líneas federales de Lazear con la esperanza de romperlas y atravesarlas para escapar de la trampa antes de que llegara Brown.

Tras desmontar, las tropas de Shelby se agruparon para lanzar sucesivas cargas de infantería contra las líneas federales de Lazear asentadas en unas colinas bajas a las afueras de Marshall. Tras hora y media de batalla, las tropas de Shelby solo habían conseguido avanzar mínimamente por el flanco izquierdo de Lazear y su retaguardia, compuesta de 300 hombres al mando del mayor David Shanks, estaba trabada en combate con las tropas de Brown, intentando retrasarle el mayor tiempo posible.
Por su parte, Brown sabía que cuanto más se retrasara su avance más posibilidades tenía Shelby de escapar, así que dividió sus fuerzas: el mayor Houts y cuatro cañones se enfrentarían a la retaguardia del mayor Shanks, mientras el mayor Foster flanquearía al enemigo por el norte con 700 soldados y dos cañones y el coronel Philips efectuaría una maniobra de flanqueo por el sur con 800 soldados de caballería. El objetivo de ambos era acabar de rodear al enemigo e impedirle que pudiera escapar.

Viendo que sus opciones es estaban acabando, Shelby ordenó a sus tropas volver a montar a caballo y atravesar las líneas enemigas por el pequeño hueco abierto en el flanco izquierdo de Lazear. El coronel Philips observó el intento de escape de Shelby y ordenó cargar a la caballería federal. La carga de caballería enemiga partiría a las fuerzas de Shelby en dos mitades. Shelby y la vanguardia huirían hacía el noroeste, mientras la retaguardia del mayor David Shanks y el resto de tropas de Shelby, al mando del mayor Hunter escaparían combatiendo hacía el noreste, justo en dirección opuesta.

La “derrota” en la Batalla de Marshall le costó a Shelby 53 muertos y 98 heridos, por tan solo 42 bajas federales. Además, se habían perdido los carromatos con suministros, la mayor parte de la artillería y lo peor de todo, sus fuerzas habían quedado partidas en dos mitades que estaban siendo perseguidas de cerca por los federales. Sin embargo, la Brigada de Hierro había escapado de un ejército que le superaba en número 2 a 1 y que estaba atrincherado en posiciones dominantes. En circunstancias tan adversas pocos hombres hubieran podido escapar, pero el temple de Shelby y el ejemplo que era para sus hombres cuando le veían cargando a caballo temerariamente contra el enemigo, habían marcado la diferencia. Ahora la misión de Shelby era la más difícil de todas: atravesar 400 millas(644 km), plagadas de enemigos buscándoles, para regresar al territorio confederado.

El 14 de octubre, el grupo de hombres de Shelby que habían quedado separados y que estaba liderado por el mayor Hunter consiguieron escapar del cerco federal y con gran fortuna se toparon poco después con una columna de suministros federal, cuya captura les permitió aprovisionarse y conseguir más de 100 mulas con las que aumentar su movilidad. Por último, tras duras escaramuzas con patrullas federales, consiguieron cruzar el río Osage antes de que el enemigo le cortara el paso.

Mientras tanto, el grupo principal, liderado por Shelby, tras esperar en vano que Hunter y el resto consiguieran unirse de nuevo con ellos, siguió su ruta de escape hacia el oeste, perseguidos de cerca por el coronel Philips y 7º de caballería de la milicia de Missouri.

El 18 de octubre, tras cabalgar más de 100 millas (161 km)sin descanso, y evitar grandes concentraciones de tropas enemigas que andaban tras sus huellas, Shelby consiguió cruzar el río Osage y llegar al anochecer a la localidad de Carthage donde por fin sus hombres pudieron tomar un breve respiro. Sin embargo, las tropas federales del brigadier Ewing llegaron al amanecer a Carthage y capturaron a 30 soldados de Shelby antes de que pudieran siquiera defenderse. Tras un intenso combate, Shelby y el resto consiguieron zafarse de los unionistas y continuar la huida.

Dos días después, el 20 de octubre, los exploradores de Shelby se toparon con el campamento del mayor Hunter y su grupo, del que no sabían nada desde la Batalla de Marshall. Por fin los dos grupos conseguían reunirse. El 26 de octubre, tras forzar el camino combatiendo contra varias patrullas federales, la Brigada de Hierro cruzaba el río Arkansas y entraba en el territorio fronterizo entre la Unión y los Estados Confederados. Tras innumerables penurias y cabalgar sin descanso con los enemigos en sus talones habían llegado a “casa”.

El gran raid de Shelby había concluido dejando un balance impresionante: durante 41 días habían recorrido 1.500 millas(2.415 km)a través de territorio enemigo, provocando una movilización federal masiva que distrajo del frente ingentes cantidades de hombres y recursos. El sistema de comunicaciones federales fue totalmente colapsado con la destrucción del tendido del telégrafo y la voladura de gran cantidad de puentes y vías del ferrocarril. A esto se sumó la captura de gran cantidad de armas, municiones y suministros de todo tipo. En total las perdidas federales alcanzaron la escalofriante cifra de 2 millones de dólares de la época y 600 bajas entre sus soldados.
Por su parte, Shelby había sufrido unas 200 bajas, la mayoría entre los nuevos reclutas, dada su inexperiencia. Además había perdido todos sus suministros y su artillería.
Unas pérdidas escasas si se tienen en cuenta los logros obtenidos. Por último hay que destacar que el raid de Shelby a través de Missouri sirvió no solo para distraer el esfuerzo de guerra federal de su ofensiva contra Chattanooga en el Oeste de EEUU, sino que también sirvió para obtener 800 nuevos reclutas para la Confederación y además inflamó el sentimiento nacional de la población simpatizante, multiplicándose los grupos guerrilleros que surgirán en la región a raíz de las acciones de Shelby, el cual, para mucha de esta gente era un héroe de carne y hueso.

4 – El fin de los sueños:

Tras el raid, Shelby fue ascendido en diciembre de 1863 al grado de Brigadier General y se reincorporo al frente del Trans Mississippi. Teatro de operaciones que durante la mayor parte de 1864 permaneció tranquilo, mientras la guerra se decidía en otros frentes. Finalmente, el alto mando confederado de la zona, dirigido por el general Price y el general Kirby Smith, decidió lanzar un nuevo raid contra Missouri con el objetivo de intentar repetir el éxito del año anterior. Esta vez la incursión sería de carácter masivo, ya que participarían casi 12.000 soldados, aunque muchos de ellos eran nuevos reclutas sin experiencia. El 19 de septiembre comenzó la ofensiva de Price con Shelby a la vanguardia del ejército. El primer objetivo de los confederados era el poblado de Pilot Knob, en el sur de Missouri. Dicha localidad estaba defendida por el Fuerte Davidson, donde se almacenaban enormes cantidades de armas, municiones y suministros. Si conseguían tomar el fuerte, el ejército de Price podría aliviar la escasez de armas y suministros que sufría. Tras varios días de asedio, el 27 de septiembre los confederados lanzaron un asalto general contra el fuerte, pero la cosa acabó muy mal…el fuerte estaba muy bien defendido con numerosas piezas de artillería que causaron verdaderos estragos en las fuerzas atacantes. Price perdió más de 1.000 hombres en este asalto, pero lo peor fue que al anochecer los defensores consiguieron escaparse tras volar el fuerte con todos los suministros. Este infructuoso episodio arrebato a los confederados el elemento sorpresa y permitió a los federales preparase para la defensa del estado. El siguiente objetivo de Price era Jefferson City, la capital del estado de Missouri, pero ésta estaba muy bien defendida con 5 fuertes artillados que protegían sus accesos. Los confederados no tenían ni de lejos los recursos para tomar la ciudad, as que tuvieron que darse media vuelta.

Entre tanto, los federales habían logrado reunir dos ejércitos de 14.000 soldados cada uno para aplastar la invasión confederada. Uno de estos ejércitos, proveniente de San Louis se encargaría de perseguir a las tropas de Price mientras que el otro defendería la frontera con Arkansas para evitar la huida de los confederados. Tras varias escaramuzas, el 23 de octubre los dos ejércitos federales se enfrentaron a los confederados en la localidad de Westport. La dura batalla que se entablo parecía perdida para los confederados, dada la superioridad numérica del enemigo, hasta que la Brigada de Hierro de Shelby lanzó una demoledora carga que rompió las líneas federales y permitió escapar al ejército de Price. Tras esto, el ejército de Price consiguió llegar a Kansas donde se produjeron de nuevo violentos enfrentamientos con las tropas federales. Una vez más Shelby consiguió salvar al ejército con sus furiosas cargas y sus acciones de retaguardia; deteniendo al enemigo el mayor tiempo posible para que el resto del ejército siguiera avanzando. Sin suministros y tras sufrir numerosas bajas, el ejército de Price comenzó a descomponerse, sufriendo muchas deserciones. Tras conseguir llegar a Territorio Indio y librarse de la persecución federal el ejercito confederado de Price comenzó a comerse sus caballos y mulas para poder sobrevivir. En diciembre de 1864 los supervivientes llegaron a Arkansas tras haber recorrido 1.434 millas(2308 km) y librar más de 43 batallas contra el enemigo.

A comienzos de 1865 la guerra estaba perdida por completo y los ejércitos confederados comenzaron a rendirse. El 9 de abril de 1865, Robert Edward Lee, comandante en jefe de los ejércitos confederados se rendía a las tropas de la Unión en Appomattox. Un mes después, el 26 de mayo de 1865 el ejercito de Kirby Smith se rindió a los federales, siendo el último ejercito confederado en rendirse.

Shelby y 1.000 soldados de su Brigada de Hierro no aceptaron la derrota y se marcharon a México, que en aquellos momentos vivía una cruenta guerra civil entre los invasores francés, que habían impuesto como gobernante al emperador Maximiliano, y los patriotas mexicanos liderados por Benito Juárez. Shelby pensó en un primer momento en unirse a los “juaristas”, pero, tras varios desencuentros con ellos, decidió ponerse al servicio del emperador. El emperador concedió a los ex combatientes confederados tierras para que fundaran una colonia cerca de Veracruz a la cual llamaron curiosamente “Carlota”.
Sin embargo, la posterior caída de Maximiliano, y el triunfo de los juaristas obligó a los confederados a regresar a sus hogares en EEUU. Shelby regresó a su casa en 1867 para dedicarse de nuevo al cultivo de tierras.

En 1893, Shelby fue elegido Marshall federal, encargado de mantener la ley en el distrito del este de Missouri. Cuatro años más tarde, en 1897, Shelby fallecía en la localidad de Adrian, Missouri, siendo enterrado en el cementerio Forest Hill de Kansas City. Nunca se había rendido oficialmente.

Shelby y sus hombres pasarían a la posteridad como “the Undefeated” (los no derrotados), un ejemplo de lo que un hombre con principios firme y sin temor era capaz de conseguir.