miércoles, 15 de febrero de 2012

Trollstigen




Un lugar diferente, mágico, la carretera llamada ‘Trollstigen’, palabra noruega que viene a significar, la escalera de los Trolls.


Las características de esta carretera parecen propias de un cuento cuyo protagonista sea uno de esos temibles monstruos cuyo papel en los mitos ha variado desde gigantes diabólicos, similares a los ogros de los cuentos de hadas ingleses, hasta astutos salvajes más parecidos a hombres que viven bajo tierra en colinas o montículos, inclinados al robo y el rapto de personas.

Esta carretera, que es lo más parecido a un laberinto hecho de asfalto, se encuentra ubicada en la comarca de Romsdal, al norte de la Noruega de los Fiordos, uniendo las poblaciones de Andalsnes y Valldal y sorteando en su trayecto la cascada Stigfossen de 300 metros de ladera. Un cascada que se precipita ladera abajo hacia el cautivador valle de Isterdalen cuyo territorio recorre la carretera hasta alcanzar una altura de 852 metros sobre el nivel del mar.

Todo un espectáculo para la vista donde se puede ver en toda su esencia el paisaje natural noruego.

Pasar por el puente y ver bajo tus pies el río, ascender a la cima mientras observas el amanecer o el atardecer noruego, rodear la cascada casi rozándo.  Aunque siempre bajo el convencimiento de que estas sobre una carretera perfectamente asfaltada, algo estrecha, pero con zonas para permitir el cruce de vehículos de gran tamaño. De hecho, no está permitido su acceso a automóviles de más de 12,4 metros de largo, y se desaconseja la circulación de coches con caravana.

Se requiere tiempo, paciencia y calma para subir por ella. Disfrutar de la aventura, sin prisas para poder sobrepasar su inclinación del 9% y sus 11 curvas en forma de horquilla. Y es que desde su construcción en 1936 esta carretera ha sido creada cuidando el mínimo detalle, hasta el punto de estar sólo abierta durante los meses de verano aunque, en general, por cuestiones de seguridad ya que el invierno de Noruega hiela el asfalto convirtiéndolo en intransitable.

Una carretera cuya construcción fue planeada con la intención de seguir un antiguo camino rural y, por ello, se tardó ocho años en acabarla hasta llegar a su punto más alto. Un punto que cuenta con un aparcamiento y los miles de aventureros pueden, cada año, dejar sus vehículos para acceder, a pie, hasta el mirador desde el que se puede contemplar toda la carretera y el espectacular valle de Isterdal.

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